Dependencia personal

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La Dependencia Personal es la incapacidad funcional de una persona para el desarrollo de actividades de la vida diaria y requiere ayuda para su realización. Una persona es dependiente porque no puede valerse por sí misma y necesita asistencia de alguien o de algo. Por su naturaleza la dependencia puede ser física, psicológica, emocional, económica, etc. También sus causas pueden ser diversas: accidente o crisis, estadio del ciclo de vida, salud, personalidad o expectativas sociales, además de las discapacidades funcionales[1].

La independencia personal sería la capacidad de desempeñarse autonomamente en tres ámbitos fundamentales de la vida cotidiana: el autocuidado personal, la gestión del hogar y la relación con la comunidad y el entorno. Es distinto la discapacidad que la dependencia, pero la dependencia incluye la discapacidad[2].

La dependencia se hace más probable con la edad y es superior entre las mujeres y las personas de menor nivel de instrucción. Existe una relación entre el orden de aparición y la prevalencia de las discapacidades que pueden provocar dependencia: los problemas de movilidad exterior suelen ser los primeros y los más frecuentes; le siguen las dificultades para tareas de hogar y se finaliza con los problemas de cuidado personal. La ayuda familiar es la principal respuesta; la mujer desempeña un papel fundamental como madre de joven dependiente, madre, esposa o hija de varón adulto con discapacidad, o hija de padres mayores con dificultades funcionales[3].

BIOETICA Y DEPENDENCIA PERSONAL

En cuanto a la bioética y la dependencia personal habría que reflexionar sobre el tipo de persona dependiente y la ética al paciente: la edad del dependiente, sexo, enfermedad (probablemente, demencias, enfermedades mentales, etc.), los cuidadores o familiares, el grado de dependencia...

Aunque hay varios tipos de dependencia, el bebé, el enfermo, el síndrome de Down..., el que más peso específico tiene son los ancianos. El incremento en la esperanza de vida es, sin lugar a dudas, un signo de progreso social, sanitario, económico y político; sin embargo, este mayor número de ancianos en nuestra sociedad provoca una mayor demanda de necesidades, tanto en lo social, como en los servicios de salud.

¿Quién tiene la obligación moral del cuidado del anciano con demencia?[4] Esta cuestión ética representa un asunto importante que se plantea en el cuidado diario y la práctica médica, por lo que las consideraciones éticas del cuidado geriátrico en el anciano con demencia deben contemplar todos estos conflictos de valores[5]: implicaciones éticas, económicas, jurídicas, políticas y no sólo las consideraciones médicas. En cuanto a la toma de decisiones, información del y al médico y elecciones económicas...

Una de las primeras obligaciones morales del profesional de la salud dedicado a brindar asistencia al anciano con dependiente debería ser su capacitación en el cuidado de la persona dependiente. Y por otra parte, la detección y el manejo de las situaciones de posible desinformación y maltrato, tanto en sus aspectos clínicos como éticos[6].

Enfrentarse al problema de la demencia personal requiere que el profesional sanitario haga una reflexión sobre su actitud ante cuestiones como la discriminación de los ancianos con demencia en el sistema de salud, la visita domiciliaria, las derivaciones a urgencias, los ancianos migrantes, la información que se les da, etc., y desarrollar una ética clínica basada en la responsabilidad, la implicación, la colaboración y el cuidado[7] [8].

La dependencia personal es un tema social y, en este sentido, se precisan decisiones políticas que conduzcan a intervenciones comunitarias dirigidas a su prevención. La creación de recursos sociales que permitan la intervención en las crisis, y la coordinación entre las redes sanitarias y sociales es una necesidad imperiosa.[9]

El respeto a la autonomía y la intimidad de los ancianos es condición sine qua non para realizar cualquier acercamiento a su cuidado y asistencia. La opinión de los ancianos debe ser tenida en cuenta en la toma de decisiones, a la hora de diseñar cualquier estrategia de sensibilización social y abordaje del problema del trato. La vulnerabilidad de los ancianos con demencia genera responsabilidades morales de cuidado para los familiares y profesionales de la salud. Por lo que, a mayor vulnerabilidad, mayor responsabilidad.

Por un lado, todos los beneficios positivos que el médico está obligado a buscar suponen el alivio de la enfermedad, en este caso concreto: controlar las alteraciones de conducta y afectivas que acompañan a las demencias. Los daños que hay que prevenir, eliminar o minimizar son: el dolor, el sufrimiento[10] y la discapacidad que acompaña a la demencia en etapas avanzadas.

El trabajo con ancianos con demencia y dependencia física exige profesionalidad y un desgaste humano tanto emocional como físico, sobre todo para la familia, por lo que es necesario activar las motivaciones humanitarias para no maltratar al anciano en el trato diario. La dependencia física y cognoscitiva genera una carga para el cuidador primario, ya que requiere de mayor cuidado y atención, contribuyendo a éste se sobrecargue. Por esta razón, cuidar del cuidador primario del anciano con demencia es una obligación moral de beneficencia para los profesionales de la salud y fundamental para la prevención del maltrato.

Los beneficios que podemos proporcionar incluyen: la colaboración con los ancianos con demencia para encontrar formas de apoyo económico y ayudarles a obtener el acceso a los cuidados sanitarios disponibles; la capacitación del cuidador primario y la consideración de apertura de Centros de día para propiciar el descanso del cuidador; el acceso a los protocolos de investigación, donde el familiar o el cuidador primario pueden obtener asesorías en cuanto al cuidado de la demencia.

La toma de decisiones en temas tan complejos como en el caso concreto de la dependencia grave en ancianos con demencia tiene evidentes connotaciones morales, y debe apoyarse no sólo en conocimientos técnicos, sino también en una metodología que evalúe tanto el cumplimiento o no de los principios éticos como las consecuencias de seguir un determinado curso de acción u otro.

Por tanto, está perspectiva ética es fundamental y necesaria para un buen abordaje en la práctica médica diaria, ya que progresiva y gradualmente el deterioro de las capacidades cognitivas, unido a la dependencia de los pacientes ancianos con demencia, se asocia a la falta del respeto de sus derechos humanos y la capacidad en la toma de decisiones, haciéndolos más vulnerables de lo que ya son, llegando a sufrir discriminación negativa y maltrato por parte de la sociedad e incluso por el personal de la salud y la familia.

Por otro lado, el poco conocimiento en nuestro medio sobre la contribución de las enfermedades crónicas a la dependencia es un problema importante y común en pacientes con demencia en países de bajo y mediano ingreso. Los estimadores obtenidos en varios estudios sugieren y documentan la necesidad de investigar y promover estrategias políticas para el cuidado y la promoción de los derechos humanos de la población dependiente en países de bajo y mediano ingreso por el enorme costo social que implican las demencias[4].

  1. Wilkin, D. (1987). «Conceptual problems in dependency research.». Social Science and Medicine, vol. 24, 10, p. 867-873. 
  2. Puga González, M.D.; Abellán García, A. (2004). «El proceso de discapacidad.». F. Pfizer, 210 p. 
  3. Abellán García, A., C. Esparza Catalán, and J. Pérez Díaz (2011). «Evolución y estructura de la población en situación de dependencia.». Cuadernos de Relaciones Laborales 29 (1): 43-67. 
  4. 4,0 4,1 ZÚÑIGA-SANTAMARÍA, Tirso et al. «Dependencia y maltrato en el anciano con demencia.». Persona y Bioética, [S.l.], v. 14, n. 1, sep. 2010. ISSN 2027-5382. 
  5. Gracia D. Rodríguez J. (2007). «Guías de Ética en la Práctica Médica.». Fundación de Ciencias de la salud. Madrid, España; 312. 
  6. Gracia D. (1990). «Primum non nocere. El principio de no-malefi cencia como fundamento de la ética médica.». Madrid: Real Academia Nacional de Medicina. 
  7. Barbero J, Moya A. «Aspectos éticos de la asistencia domiciliaria.». En: Atención domiciliaria. Organización y práctica. Barcelona: Springer 1999; 119-27. 
  8. Ribera, JM. «Paciente anciano y atención sanitaria. ¿Un paradigma de discriminación?». En: Problemas éticos en relación con el paciente anciano. Madrid: Edimsa 1995; 19-32. 
  9. Domingo A. «Ética y ancianidad: entre la tutela y el respeto.». En: Ética y ancianidad. Madrid: UPCO 1995; 67-94. 
  10. Beauchamp, T. «Los fundamentos fi losófi cos de la ética en Psiquiatría.». Psiquiatría en el anciano. Edit. Masson, 2ª Edición, Barcelona, España 2005; 40- 55.