Diferencia entre revisiones de «Distanasia»

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(Distanasia)
 
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= DISTANASIA =
== '''Definición''' ==
== '''Definición''' ==
Distanasia es un término que significa '''“distanciar al muerte”'''. En el contexto clínico significa todas aquellas actitudes y acciones que se dan en la práctica clínica con el fin de retrasar la muerte más allá de lo humano. La consecuencia inmediata de la distanasia es hacer inhumana la muerte, es decir cuando se la retrasa indebidamente y por ende hacerla indigna.
Distanasia es un término que significa '''“distanciar al muerte”'''. En el contexto clínico significa todas aquellas actitudes y acciones que se dan en la práctica clínica con el fin de retrasar la muerte más allá de lo humano. La consecuencia inmediata de la distanasia es hacer inhumana la muerte, es decir cuando se la retrasa indebidamente y por ende hacerla indigna.

Revisión del 13:15 8 feb 2020

Definición

Distanasia es un término que significa “distanciar al muerte”. En el contexto clínico significa todas aquellas actitudes y acciones que se dan en la práctica clínica con el fin de retrasar la muerte más allá de lo humano. La consecuencia inmediata de la distanasia es hacer inhumana la muerte, es decir cuando se la retrasa indebidamente y por ende hacerla indigna.

Sería una opción distinta de la eutanasia. En la distanasia se pretende extender la vida a cualquier precio y cuando no existen razonables esperanzas de que el curso vital remonte. Ninguna persona o colectivo debe realizar esta acción, es decir alargar innecesariamente la agonía de un paciente.

Causas

Las causas pueden ser variadas. Las hay en primer lugar las que giran alrededor del entorno familiar. Las hay en muchas ocasiones por motivos políticos (razones de estado) donde se mantiene al personaje durante tiempo en vida hasta cumplir un plazo. Igualmente pueden darse razones de tipo técnico experimental aunque esto último no es algo común.

Planteamiento ético adecuado

Ya hemos indicado la conveniencia de utilizar la terminología adecuada (ver proporcionalidad en los tratamientos). Convine definir precisamente los conceptos de proporcionalidad y desproporcionalidad. Pues bien, en la distanasia no se admite este último. Obviamente, aquí no se señala la imputabilidad subjetiva a la cuestión distanásica, sino simplemente apuntar como la actitud y conducta distanásica constituyen una acción lesiva para la dignidad humana.

Ciertamente no siempre es fácil determinar qué es proporcionado y qué no lo es, pero cada vez existen más medios para producir esta clasificación que no puede ser artificial ni subjetiva, sino que tiene que atenerse a los parámetros objetivos   (ver voz futilidad y obstinación terapéutica), será distinta por ejemplo en el anciano que en el joven, si hay un estado vegetativo o no, etc.

Criterios

Además de remitir a las voces específicas señalamos aquí los siguientes:

  • Enfermedad de evolución fatal: cuando el paciente no experimenta mejora no de sus constantes ni de su estado general ante el tratamiento convencional.
  • Pronóstico inferior al mes: si lo anterior persiste al menos durante el mes es señal de la inmediatez del óbito.
  • Estado de caquexia grave: el paciente no puede mantener ni sus funciones somáticas ni psíquicas.
  • Ineficacia orgánica: cuando un órgano vital deja de funcionar, es inútil el tratamiento medicamentoso y se mantienen mecánicamente las constantes vitales(fallos cardiacos, renales y hepáticos los más frecuentes).

Conclusión

A veces tampoco resulta fácil aunque parezca lo contrario distinguir entre distanasia y eutanasia. Naturalmente ha de tenerse en cuanta ante quién estamos pero sobre todo se ha de considerar el fin y la atención con la que se emplean los medios técnicos. Dejar morir y matar no es lo mismo, como tampoco lo es acortar la muerte que provocarla.

En muchas situaciones la elección buena de no usar medios desproporcionados la realiza el mismo paciente. En caso de que él no pueda hacerlo normalmente lo hacen los familiares, pero en otros casos es el médico el que debe de tomar la decisión última ya que es el que conoce realmente y de primera mano cómo está el paciente, o incluso los familiares echan en el médico toda la responsabilidad última. En este caso, parece provocar angustia en muchos casos, como la experiencia lo atestigua, que el médico se encuentra sólo ante problemas grandes de conciencia. Es bueno por ello la existencia del comité ético del Hospital donde todas estas situaciones pueden ser compartidas y donde la decisión sea valorada por un equipo que puede hacer que la decisión sea más técnica y mejor y siempre a favor del paciente.

Existe una declaración de la Conferencia Episcopal Española del año 1998 que arroga luz al problema: “ no son moralmente rechazables acciones u omisiones que no causan la muerte por su propia naturaleza e intención. ..., la administración adecuada de calmantes (aunque tuviera como consecuencia el acortamiento de la vida) o la renuncia a terapias desproporcionadas, que retrasan forzosamente la muerte a costa del sufrimiento del moribundo y de sus familiares. La muerte no ha de ser causada, pero tampoco absurdamente retrasada”. Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, La Eutanasia es inmoral y antisocial, 19-2-1998).

La ética sólo puede contemplar la conducta que subyace en estas situaciones; es de competencia exclusivamente médica el decir cómo y cuándo un paciente está en algunas de las situaciones apenas descritas. La muerte no ha de ser nunca causada pero no absurdamente retrasada. El creyente afirma que la calidad de la muerte se encuentra en la decisión que él tome en relación con ese acontecimiento singular y existencial de su vida. La muerte es algo más que un pararse el corazón; es la posibilidad de decidir sobre uno. La muerte digna ofrece las condiciones para que esta elección capital del arco vital sea realizada. La muerte digna no es ni eliminar la enfermedad dolorosa ni prolongar desesperadamente el estado morboso. La dignidad de la muerte se predica del moribundo que posee una dignidad siempre. El morir con dignidad tiene un aspecto más bien oportunista y mediático, además de injusto. ¿Sólo algunos pueden morir con dignidad?.

Evidentemente se precisa una educación moral tanto del paciente como de los familiares y de los médicos a fin de que la muerte aparezca como lo que es: un momento personal histórico y un momento último, no solamente un momento donde la calidad de la vida está desaparecida. La calidad no se mide solamente por “cantidades”, es decir por análisis biológicos, la calidad va unida a la dignidad que es extraña al análisis material.

Bibliografía

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M. Luisa di Piedro-J. Noriega, Nè eutanasia, nè encanimiento, Roma 2004

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L. G. Gigli, Lo stato vegetativo permanente: oggetività clinica, problemi etici e risposte di cura, Medicina e Morale 52 (2002), 207-228

E. D. Pellegrino, Le decisión al termine della vita: uso ed abuso del concetto di futilità, Medicina e Morale 52 (2002), 867-895