Educación nutricional

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Definición[editar | editar código]

Para estar bien alimentadas, las personas han de poder acceder a una cantidad suficiente de alimentos inocuos y de calidad. [1]

La educación nutricional es posible definirse como:

"Aquellas estrategias educativas diseñadas para facilitar la adopción voluntaria de conductas alimentarias y otros comportamientos relacionados con la alimentación y la nutrición propicios para la salud y el bienestar. Estas estrategias están enfocadas en el desarrollo de habilidades de los sujetos para tomar decisiones adecuadas en cuanto a su alimentación y en la promoción de un ambiente alimentario propicio. Las acciones de educación nutricional se desarrollan en los ámbitos individual, comunitario, y político."[2]

Historia[editar | editar código]

La educación nutricional nace como ciencia a mediados del siglo XVIII, y su historia, que alcanza su plenitud en el siglo XX, puede dividirse en cuatro grandes períodos de duración desigual y límites imprecisos[3]:

  1. Periodo precientífico: era naturista. Se extiende desde la aparición del hombre sobre la tierra hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
  2. Periodo químico-analítico: era del estudio de los balances. Comprende desde mediados del s. XVIII hasta principios del s. XX. Es en esta época que surge la ciencia de la nutrición a través de los aportes realizados por Antoine Lavoisier, considerado padre de la nutrición.
  3. Periodo de los descubrimientos: era de las enfermedades por déficit. Se extiende principios del s. XX hasta las proximidades de la década del cuarenta. Se toma conciencia de la necesidad de incluir en la dieta «sustancias accesorias» diferentes a los carbohidratos, las proteínas y las grasas. El principal exponente de la teoría de las vitaminas. La Liga de las Naciones publica las primeras recomendaciones nutricionales y un manual para la evaluación del estado nutricional de poblaciones entre los años 1932 y 1936. De esta manera, surgen las técnicas de enriquecimiento o fortificación de alimentos como alternativa para combatir estas enfermedades carenciales, como la yodación de la sal de mesa, el agregado de vitamina D a la leche y de vitamina A a la margarina son los primeros ejemplos de fortificación.
  4. Periodo de las enfermedades por exceso. Comprende desde mediados del s. XX hasta la actualidad. En este periodo surge la noción de que no solo el déficit de nutrientes puede ser causa de enfermedad, sino que también existe gran número de patologías relacionadas al consumo excesivo de nutrientes. Enfermedades como la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial, hiperlipidemias, etc., están estrechamente ligadas a la «malnutrición por exceso».

Importancia de la nutrición[editar | editar código]

Cada vez se observa mayor índice de enfermedades relacionadas con la alimentación y diferentes estudios demuestran que esta tendencia irá en auge en los próximos años[4]

La nutrición es “el punto de partida fundamental de todo el desarrollo económico y humano” y gastar en nutrición, además de ser básico, resulta rentable. Las recientes crisis alimentarias y financieras han instigado a los gobiernos a reconocer la importancia de la seguridad alimentaria y nutricional como elemento central de la estabilidad política y del desarrollo socioeconómico.[1]

Para la Fundación Española de Nutrición[4], la educación es la herramienta más contundente que se tiene, debido a que mediante ella, es posible construir una nueva relación positiva hacia la comida y prevenir los potenciales problemas de salud. Así mismo, es necesario que se invierta y mejore la educación nutricional para promocionar hábitos saludables en la sociedad.

La comida está muy relacionada con la felicidad de las personas debido a que comer representa un gran placer que en condiciones óptimas puede ayudar a desarrollar una sensación de bienestar.[4]

Una razón más para respaldar la necesidad de la educación nutricional se sitúa en la economía. La sanidad pública invierte al año cantidades ingentes de dinero en tratamiento y atención de las enfermedades asociadas a la alimentación, en su mayoría enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares… El coste desorbitado del tratamiento de estas enfermedades supone una carga enorme para el gasto público y sería más sencillo y efectivo invertir en educación nutricional como prevención para reducir estos costes, señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura(FAO).

¿Quién debe recibir educación nutricional?[editar | editar código]

La educación nutricional es necesaria en todos los ámbitos para proteger la salud de la población, pero los recursos públicos son escasos y las necesidades urgentes tienen prioridad. Para velar por el desarrollo adecuado, tanto mental como físico, de sus hijos las madres deben conocer y poner en práctica algunas pautas esenciales, como comer bien ellas mismas, amamantar en exclusiva al bebé hasta los seis meses y, a continuación, dar al bebé alimentos complementarios ricos y nutritivos sin dejar de amamantarlo.[1]

Las escuelas primarias ofrecen un entorno excelente para promover el consumo de alimentos sanos toda la vida y mejorar la seguridad nutricional sostenible a largo plazo[1]

Los niños en edad escolar, que es el momento decisivo para formar unos hábitos alimentarios adecuados, deben aprender a comer diversas frutas y hortalizas y disfrutar de ellas evitando a la vez el exceso de dulces, bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido de sal.

Conviene que las personas que viven con el VIH/SIDA entiendan que una buena dieta contribuye a desarrollar la resistencia a la infección.[1]

La FAO también acota que, no se debe restringir el campo de acción: no solo las madres, sino también:

  • Sus esposos.
  • Las familias.
  • La comunidad.
  • Los asesores profesionales deben entender que la vida y el futuro de los niños depende de lo que coman.
  • Quienes tienen a su cargo niños y jóvenes.
  • Quienes cuidan de enfermos también deben recibir educación nutricional.
  • Las familias y los maestros han de aprender no solo a comer bien ellos mismos, sino a ser fuentes de educación al respecto.

Los asesores en materia de agricultura deben saber qué cultivos son más fáciles de producir con el objeto de lograr mejoras rápidas y cruciales en las comidas familiares o enriquecer los alimentos para bebés, así como entender que es urgente comunicar este conocimiento.

La educación nutricional en la escuela[editar | editar código]

La FAO subraya que la educación nutricional es clave para desarrollar el conocimiento y la motivación necesarios para tener una buena alimentación, especialmente para las familias con escasos recursos.[5]

Se basa en estrategias educativas y actividades de aprendizaje que, respaldadas por un entorno alimentario saludable, ayudan a los escolares, los adolescentes y sus comunidades a mejorar su alimentación y elecciones alimentarias, así como a desarrollar su capacidad para adaptarse al cambio y actuar como agentes de cambio.[6]

La educación alimentaria y nutricional en la escuela aprovecha el lugar de aprendizaje y crea oportunidades de adquirir conocimientos y experiencias que pueden moldear patrones alimentarios más saludables, especialmente cuando están respaldados por un entorno alimentario saludable, afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Bioética y Educación nutricional[editar | editar código]

En el contexto del cuidado de la salud y la vida humana, adquiere una mayor importancia el estudio de la conducta alimentaria del ser humano (a finales del siglo XX y principios del XXI), reconociendo que, además de estar ligada a la conservación de la vida mediante la incorporación de sustancias energéticas, se trata de una actividad sumamente compleja[7], determinada por factores históricos, culturales, sociales, religiosos, ambientales, etc., constituyéndose en un factor de notable influencia en la salud y el bienestar de los individuos. La tarea de buscar la compatibilidad entre el comportamiento alimentario y el cuidado, conservación y recuperación de la salud, queda a cargo de la ciencia de la nutrición, a través de los profesionales nutricionistas.

La nutrición es una disciplina que debe estudiarse y considerarse como una ciencia que cuida y protege la salud

¿Cuál ha de ser el perfil del profesional nutricionista?. Para ser capaz de desempeñar sus funciones asistenciales, el nutricionista debe desarrollar una serie de cualidades o condiciones tales como:

  • Sensibilidad, para poder considerar al paciente, ante todo, como persona más que como un caso clínico más[8].
  • Habilidad, para adaptar sus conocimientos profesionales a las diferentes situaciones;
  • Vocación de servicio, para buscar siempre beneficiar a la comunidad.

El nutricionista debe, ante todo, amar su profesión, considerando que está ligada a un aspecto fundamental de la existencia humana: la alimentación. Es necesario que encare su tarea con actitud positiva, manteniéndose permanentemente actualizado respecto a los constantes avances en este campo, para insertarse satisfactoriamente en el equipo multidisciplinario de salud.

No debe perder de vista, bajo ninguna circunstancia, el objetivo principal de la profesión, que es la protección de la salud, cuando existe, y su recuperación cuando falta, tanto a nivel individual como comunitario.

La bioética que, con sus bases morales y éticas, establece normas sustentadas en valores humanos cuando tienen que ver con la promoción de la salud y el cuidado del medio ambiente; debe insertarse tanto en la práctica de la profesión de la nutrición, como en la formación de los profesionales que van a desempeñarse en esta disciplina, tanto a nivel profesional en una consulta como en un Centro Hospitalario, ONG, etc[9].

De esta manera, el nutricionista, al tener conocimiento de las principales problemáticas que surgen en el ámbito de las prácticas médicas, así como de los argumentos existentes para resolverlos, cuenta con las herramientas necesarias para actuar con responsabilidad y conciencia ética, además de los conocimientos propios de la profesión, al desempeñarse en el ambiente clínico.

También, es necesario tener en cuenta que la alimentación, más que representar un elemento vital para la supervivencia, está constituida por costumbres profundamente determinadas por factores culturales, históricos, religiosos, económicos, etc.; con lo cual, la tarea del nutricionista de proteger la salud del paciente, muchas veces entra en conflicto con los valores, creencias y opiniones de este. En estos casos, es necesario que el profesional se encuentre debidamente preparado para encontrar la mejor solución para cada situación y respete la autonomía del paciente

Como miembros del equipo médico, los nutricionistas deben de estar capacitados para enfrentar todo tipo de situaciones[10] en el ejercicio de sus funciones, ya que deben relacionarse al mismo tiempo con pacientes, colegas, otros miembros del equipo médico, familiares de pacientes, etc., encontrándose a veces en circunstancias en que la tarea de búsqueda y protección de la salud, entra en conflicto con otro tipo de valores de tipo moral, ético o religioso; en donde es fundamental la habilidad para encontrar una solución que sea beneficiosa para todos[11].

Por este motivo se hace necesaria la formación integral de los profesionales, tanto a nivel académico como a nivel personal, propiciando la incorporación de valores que, junto a los conocimientos científicos, ayudarán al desempeño de la ciencia de la nutrición como herramienta en el cuidado de la salud y la vida humana.

Otras voces[editar | editar código]

Referencias[editar | editar código]

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 Grupo de Educación Nutricional y de Sensibilización del Consumidor de la FAO. «La importancia de la educación nutricional». Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Consultado el 25 de julio de 2020. 
  2. Red de Información, Comunicación y Educación Alimentaria y Nutricional para América Latina y el Caribe (2013). «¿Qué es la Educación Alimentaria y Nutricional?». Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Consultado el 25 de julio de 2020. 
  3. López, M., Suárez, M. «Fundamentos de nutrición normal.». Buenos Aires: El Ateneo, 2005. 
  4. 4,0 4,1 4,2 «Fundación Española de Nutrición». 
  5. Riddle, John (2008). «Una mejor educación nutricional ayuda a reducir la malnutrición». FAO Sala de Prensa. Consultado el 25 de julio de 2020. 
  6. «Alimentación y nutrición escolar». 
  7. Macario; Bernabeu Mestre Alemany (josep), Alemany, M., & Mestre, J. B. (2010). Bioética y nutrición. Aguaclara. 
  8. LONGO, E., NAVARRO, E. (1998). «Técnica dietoterápica.». El Ateneo, Buenos Aires. 
  9. Salas-Salvadó, J., i Sanjaume, A. B., Casañas, R. T., i Solà, M. E. S., & Peláez, R. B. Nutrición y dietética clínica. (Eds.). (2019). Nutrición y dietética clínica. Elsevier Health Sciences. 
  10. Guerra-Harriette, D. R., & Turro-Dacal, D. (2014). La educación nutricional e higiene de los alimentos: una vía para potenciar la educación bioética. Cultura Física y Deportes de Guantánamo, 4(7), 32-43. 
  11. Mora, R. J. (2002). Soporte nutricional especial. Ed. Médica Panamericana.