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Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron '''Papa el 16 de octubre de 1978'''. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. S'''u pontificado ha sido uno de los más largos''' de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.<ref name=":0" />
Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron '''Papa el 16 de octubre de 1978'''. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. S'''u pontificado ha sido uno de los más largos''' de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.<ref name=":0" />


== Formación y evolución en el pensamiento filosófico de Karol Wojtyła ==
== Amor y responsabilidad (1960) ==
El primer encuentro de Karol Wojtyła con la filosofía fue singularmente duro y estuvo causado por su decisión de ser sacerdote. Hasta ese momento se había movido casi exclusivamente en el terreno del pensamiento simbólico y literario, como correspondía a un poeta y estudiante de filología polaca que aspiraba a dedicarse al mundo del teatro<ref>{{Cita publicación|url=https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492007000200014|título=Intuición y asombro en la obra literaria de Karol Wojtyla|apellidos=Pilar Ferrer|nombre=María|fecha=2006|publicación=EUNSA, Teología y Vida|volumen=48|número=2 - 3|fechaacceso=4 de agosto de 2020|issn=0049-3449|doi=|pmid=}}</ref>. Pero los estudios sacerdotales imponían un bienio filosófico, y Karol Wojtyła se encontró frente a frente y sin mediaciones con una versión de la metafísica tomista abstracta, compleja y llena de fórmulas escolásticas. El impacto inicial fue muy arduo, pero después de una dura lucha intelectual por ''comprender'', su '''valoración final fue muy positiva'''.<blockquote>''Cuando aprobé el examen, dije al examinador que, a mi juicio, la nueva visión del mundo que había conquistado en aquel cuerpo a cuerpo con mi manual de metafísica era más preciosa que la nota obtenida. Y no exageraba. Aquello que la intuición y la sensibilidad me habían enseñado del mundo hasta entonces, había quedado sólidamente corroborado''<ref>{{Cita libro|apellidos=Frossard|nombre=Andre|enlaceautor=|título=No tengais miedo.Andre Frossard dialoga con Juan Pablo II|url=|fechaacceso=|año=1982|editorial=Plaza Janes|isbn=8401332087|editor=|ubicación=|página=264|idioma=|capítulo=}}</ref>.</blockquote>A partir de ese momento, intuición, sensibilidad y análisis filosófico estuvieron para siempre unidos en la mente plural de Wojtyła.
Uno de los temas más importantes que abordó durante sus primeros años de filósofo fue el del '''amor humano''', una cuestión que nunca abandonaría. También aquí el punto de partida no fue un problema académico sino, como explica con sencillez en ''Cruzando el umbral de la esperanza'', el fruto de una necesidad y de una experiencia.<blockquote>''En aquellos años, lo más importante para mí se había convertido en los jóvenes, que me planteaban no tanto cuestiones sobre la existencia de Dios, como preguntas concretas sobre cómo vivir, sobre el modo de afrontar y resolver los problemas del amor y del matrimonio, además de los relacionados con el mundo del trabajo (...). De nuestra relación, de la participación en los problemas de su vida nació un estudio, cuyo contenido resumí en el libro titulado Amor y responsabilidad''<ref>{{Cita libro|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|enlaceautor=|título=Cruzando el umbral de la esperanza|url=|fechaacceso=|año=1994|editorial=Plaza & Janés|isbn=067976562X|editor=|ubicación=Barcelona|página=198|idioma=|capítulo=}}</ref>''.''</blockquote>''Amor y responsabilidad''<ref name=":1">{{Cita libro|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|enlaceautor=|título=Amor y responsabilidad|url=|fechaacceso=|año=1996|editorial=Plaza y Janés|isbn=978-84-9061-482-2|editor=|ubicación=Barcelona|página=|idioma=|capítulo=}}</ref> es un texto muy importante pues sólo existe otro libro de filosofía escrito y diseñado enteramente por Karol Wojtyła, ''Persona y acto''. Temáticamente consiste en una reflexión sobre '''la estructura del amor humano''' en la que se intenta conjugar tomismo y fenomenología. El tomismo es su matriz de base, la fenomenología proporciona el tono y la temática, la perspectiva. Se encuentra aquí ya ''in nuce'' lo que desarrollaría de una manera sistemática y programática en ''Persona y acto''.
[[Archivo:Amor recíproco.jpg|miniaturadeimagen|'''Karol Wojtyla''' establece un nuevo paradigma para entender la sexualidad: estableciendo que la única actitud adecuada ante la persona es el amor.<ref name=":1" />]]
Ante todo, el punto de partida: ''la persona''. Los estudios sobre la castidad en la ética cristiana habían estado generalmente condicionados por su perspectiva negativa y casuística<ref>{{Cita libro|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|enlaceautor=|título=La experiencia religiosa de la pureza, El Don del Amor|url=|fechaacceso=|año=1953|editorial=Palabra|isbn=978-84-8239-411-4|editor=|ubicación=|página=69 - 81|idioma=|capítulo=}}</ref>. Wojtyła entendía, por el contrario, que la '''moral sexual cristiana''' solo podría '''ser acogida''' por los hombres si la '''encontraban en su propio interior''' en la forma de un principio positivo, estimulante e integrador, no como un mero freno externo a sus tendencias. Su propuesta de solución consistió en integrar la sexualidad en el contexto global de las relaciones interpersonales entre el hombre y la mujer. Planteadas las cosas de este modo, la [[sexualidad]] dejaba de ser automáticamente un impulso biológico para convertirse en una tendencia que relaciona a dos personas: el hombre y la mujer. Ese era el marco adecuado para entender las relaciones sexuales: la complementariedad personal entre el hombre y la mujer, no el instinto de procreación o el deseo de satisfacer impulsos sexuales.


Posteriormente, de vuelta en Polonia, su visión tomista se enriquecería con el contacto con las tres corrientes de tomismo que por aquel entonces prevalecían en este país:
Quedaba por determinar las características de esta relación para lo cual elaboró el concepto de "norma personalista". Frente al hedonismo utilitarista, que admite que el hombre y la mujer puedan “usarse” recíprocamente si esto les proporciona placer sexual, Wojtyła apela al principio kantiano de '''no instrumentalización del sujeto,''' pero elevándolo y transformándolo en una regla positiva de inspiración cristiana: la norma personalista, que sostiene que "''la persona es un bien tal que sólo el amor puede dictar la actitud apropiada y valedera respecto de ella"'' <ref name=":1" /><ref>{{Cita publicación|url=https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492007000200014|título=Intuición y asombro en la obra literaria de Karol Wojtyla|apellidos=Pilar Ferrer|nombre=María|fecha=2007|publicación=EUNSA|volumen=48|número=2 - 3|fechaacceso=4 de agosto de 2020|issn=0049-3449|doi=|pmid=}}</ref>.
* '''El tomismo tradicional''' cuya figura principal era el profesor de metafísica Stanislaw Adamczyk.
* '''El tomismo existencial''' que respondía a un tomismo renovado con las aportaciones de Maritain y Gilson y con aperturas fenomenológicas, cuyo representante principal fue el profesor Swiezawski.
* Y una versión polaca del '''tomismo trascendental''' de Lovaina liderada por Mieszyslaw Krapiec. De todos modos, para una variación significativa en la orientación de su pensamiento, hay que esperar a su tesis de filosofía sobre Max Scheler: ''Valoración sobre la posibilidad de construir la ética cristiana sobre las bases del sistema de Max Scheler'' (1954)<ref>{{Cita publicación|url=http://www.karolwojtylafilosofo.com/pdf/1E_/1E-01.pdf|título=Max Scheler y la ética cristiana|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|fecha=1982|publicación=BAC|fechaacceso=|doi=|pmid=}}</ref>. Este momento fue central en su evolución intelectual y él mismo lo ha reconocido en diversas ocasiones:
<blockquote>''Debo verdaderamente mucho a este trabajo de investigación [la tesis sobre Scheler]. Sobre mi precedente formación aristotélico-tomista se injertaba así el método fenomenológico, lo cual me ha permitido emprender numerosos ensayos creativos en este campo. Pienso especialmente en el libro Persona y acto. De este modo me he introducido en la corriente contemporánea del personalismo filosófico, cuyo estudio ha tenido repercusión en los frutos pastorales''<ref>{{Cita libro|apellidos=Juan Pablo II|nombre=|enlaceautor=|título=Don y Misterio|url=http://www.vatican.va/archive/books/gift_mystery/documents/archive_gift-mystery_book_1996_sp.html|fechaacceso=4 de agosto de 2020|año=27 de octubre de 1995|editorial=Vaticana|isbn=|editor=|ubicación=|página=|idioma=|capítulo=}}</ref>.</blockquote>Un ejemplo puede bastar como muestra de esta evolución: '''su posición sobre el ''método fenomenológico'''''<ref>{{Cita libro|apellidos=Guerra Lopéz|nombre=Rodrigo|enlaceautor=|título=Volver a la persona: el método filosófico de karol wojtyla|url=|fechaacceso=|año=2002|editorial=SL.Caparros Editores|isbn=9788487943768|editor=|ubicación=|página=|idioma=|capítulo=}}</ref>. Su primer contacto con este método se produjo al realizar la tesis sobre Scheler y su conclusión fue la siguiente: "''el papel de este método es secundario y meramente auxiliar"''<ref>{{Cita libro|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|enlaceautor=|título=Persona y acción|url=|fechaacceso=|año=1982|editorial=Palabra|isbn=|editor=|ubicación=Madrid|página=432|idioma=|capítulo=}}</ref>. Wojtyła sostiene aquí la tesis clásica del tomismo respecto a la fenomenología. El método fenomenológico –desprovisto de su impulso idealista– puede ser asumido como un eficaz medio de enriquecer la exploración de la realidad. Pero tal exploración se detiene en el nivel externo y superficial y los datos que aporta deben ser anclados e integrados en la estructura metafísica, que es la esencial. Por eso es secundario. Pero años más tarde, en sus escritos de madurez, el planteamiento es muy diferente. En concreto, en un texto breve de 1978, pero muy importante, ''La subjetividad y lo irreductible en el hombre'', afirma:<blockquote>''Por su naturaleza la experiencia se opone a la reducción, pero esto no significa que se escape de nuestro conocimiento. La experiencia requiere ser conocida de modo diverso, se puede decir con un método, mediante un análisis que sea tal que revele y muestre su esencia. El método del análisis fenomenológico nos permite apoyarnos sobre la experiencia como algo irreductible. Este método no es en absoluto sólo una descripción que registra los fenómenos (fenómenos en sentido kantiano: como los contenidos que caen bajo nuestros sentidos). Apoyándonos sobre la experiencia como algo irreductible nos esforzamos en penetrar cognoscitivamente toda la esencia. De este modo captamos no solo la estructura subjetiva de la experiencia por su naturaleza, sino también su vínculo estructural con la subjetividad del hombre. El análisis fenomenológico, sirve, por consiguiente, para la comprensión transfenoménica y sirve también para revelar la riqueza propia del ser humano en toda la complejidad del compositum humanum»''<ref>{{Cita publicación|url=http://www.karolwojtylafilosofo.com/pdf/2A_/2A-04.pdf|título=La subjetividad y lo irreductible en el hombre|apellidos=Wojtyla|nombre=K.|fecha=1978|publicación=Conferencia Internacional en París|fechaacceso=4 de agosto de 2020|doi=|pmid=}}</ref>.</blockquote>Así pues, la posición filosófica definitiva de Wojtyła –y el ejemplo lo muestra de manera fehaciente– es un personalismo forjado de una raíz fenomenológica y otra tomista al que accede a través de un largo período de reflexión. A continuación se exponen los contenidos principales de su filosofía siguiendo un orden cronológico puesto que, además de facilitar la comprensión de su itinerario intelectual, guarda una unidad temática bastante consistente. Las áreas-períodos se van agrupar según su pensamiento son cuatro:
# La ética.
# El amor humano.
# La antropología.
# La frustrada transición hacia una filosofía interpersonal y social.
Existe también un Wojtyła teólogo que no se considera en el presente escrito y también se deja de lado algunos desarrollos de su pensamiento filosófico que se pueden encontrar en Encíclicas como ''Familiaris consortio''<ref>{{Cita libro|apellidos=Juan Pablo II|nombre=|enlaceautor=|título=Familiaris Consortio|url=http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_19811122_familiaris-consortio.html|fechaacceso=4 de agosto de 2020|año=22 de noviembre de 1981|editorial=Vaticana|isbn=|editor=|ubicación=Roma|página=|idioma=|capítulo=}}</ref> o ''Laborem exercens''<ref>{{Cita libro|apellidos=Juan Pablo II|nombre=|enlaceautor=|título=Laborem Exercens|url=http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_14091981_laborem-exercens.html|fechaacceso=4 de agosto de 2020|año=14 de septiembre de 1981|editorial=Vaticana|isbn=|editor=|ubicación=Roma|página=|idioma=|capítulo=}}</ref> porque plantean un problema hermenéutico impropio de un texto introductorio.


== La Escuela ética de Lublin ==
Para Wojtyła, en definitiva, la moral sexual sólo puede entenderse en el '''marco de la relación interpersonal entre el hombre y la mujer''' regida por la '''ley del amor'''. De esa base sí que puede surgir una teoría de la sexualidad comprensible, justificable e incluso estimulante. Y esa es justamente la tarea que afronta ''Amor y responsabilidad''. Baste decir aquí que Wojtyła –utilizando el método fenomenológico– recorre las etapas, modalidades y deformaciones del amor (concupiscencia, benevolencia, amistad, emoción, pudor, continencia, templanza, ternura, etc.) y sienta unas bases sólidas, aunque ampliables y mejorables, de una teoría personalista del amor sexual que debe confluir en el matrimonio como su expresión plena. Es de reseñar, por último, que su particular visión del matrimonio y de la familia –ahondada y reelaborada– acabaría influyendo en la Constitución ''Gaudium et spes'' del Concilio Vaticano II, que repensó la teología del matrimonio, y en las catequesis sobre el amor humano predicadas por Juan Pablo II al comienzo de su pontificado, que corresponden en realidad a un texto escrito antes de ser elegido Sumo Pontífice.
Wojtyła comenzó por la ética entre otras cosas porque fue nombrado profesor de esta materia en la universidad católica de Lublin donde impartió diferentes cursos a lo largo de los años 1954-1961<ref>{{Cita libro|apellidos=Weigel|nombre=George|enlaceautor=|título=Biografía de Juan Pablo II, testigo de esperanza|url=|fechaacceso=|año=|editorial=Plaza & Janes editores|isbn=9788401376528|editor=|ubicación=Barcelona|página=|idioma=|capítulo=}}</ref>. En sus reflexiones y en las clases que dictaba partía, sobre todo, de su posición tomista, pero la respuesta que ésta daba a muchas '''cuestiones intelectuales y existenciales''' le resultaba en '''parte insatisfactoria'''. Intuía que debía existir alguna dificultad importante no resuelta, que algún punto no debía estar bien planteado.  


Por otra parte, Scheler le había mostrado, precisamente en la ética, que existía otro camino dentro del realismo; que la '''ética''' podía '''evolucionar''' '''sin traicionar los principios de la filosofía clásica y del cristianismo''', pero también sin ligarse estrictamente a unas posiciones que, en la medida en que no evolucionaban, se tornaban obsoletas, perdiendo el agarre en la vida y la capacidad de motivación. Este es el origen de lo que posteriormente se ha denominado escuela ética de Lublin<ref>{{Cita libro|apellidos=Palacios|nombre=J.M.|enlaceautor=|título=La Escuela ética de Lublin y Cracovia|url=|fechaacceso=|año=1982|editorial=Sillar|isbn=|editor=|ubicación=|página=55 - 66|idioma=|capítulo=}}</ref> y cuyo objetivo fundamental fue integrar el tomismo con la fenomenología. El líder de esta escuela fue Karol Wojtyła que reunió en torno suyo un importante grupo de colaboradores entre los que se puede mencionar a Stanislaw Grygiel, Jozef Tischner, Marian Jaworski y Tadeus Styczen, quien le sucedería en la cátedra de ética. Otros docentes que trabajaron en estrecho contacto con él y que merecen ser mencionados son: Jerzy Kalinowski, filósofo del derecho que se trasladó después a Lyon; Marian Kurdzialek, historiador de la filosofía antigua; Feliks Berdnarski, estudioso de ética (que iría más tarde a Roma, como Grygiel) y Stanislaw Kaminski, profesor de epistemología.
== Bibliografía ==


Wojtyła '''no elaboró un texto sintético con los resultados intelectuales de su grupo de investigación''' por lo que sus aportaciones hay que recolectarlas en los diferentes artículos publicados durante esos años, si bien esa tarea ha sido facilitada por la publicación de diversas colecciones que recogen esos trabajos. En concreto, la colección en español más extensa de sus artículos de ética se ha publicado bajo el título de ''Mi visión del hombre''<ref>{{Cita libro|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|enlaceautor=|título=Mi visión del hombre. Hacia una nueva ética|url=|fechaacceso=|año=2006|editorial=Palabra|isbn=9788482391823|editor=J. M. Burgos y A. Burgos|ubicación=Madrid|página=|idioma=|capítulo=}}</ref> que se completa con sus estudios de antropología recogidos bajo el título ''El hombre y su destino''<ref>{{Cita libro|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|enlaceautor=|título=El hombre y su destino|url=|fechaacceso=|año=2005|editorial=Palabra|isbn=978-84-8239-295-0|editor=J.M. Burgos y A. Burgos|ubicación=|página=|idioma=|capítulo=}}</ref> y los de ética bajo el de ''El don del amor''<ref>{{Cita libro|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|enlaceautor=|título=El don del amor|url=|fechaacceso=|año=2006|editorial=Palabra|isbn=978-84-8239-411-4|editor=J. M. Burgos y A. Burgos|ubicación=|página=|idioma=|capítulo=}}</ref>.
== Refrencias ==
 
<references />
Su producción se puede dividir en tres áreas principales.
 
Es el análisis y confrontación con las posiciones éticas de sus cuatro autores de referencia en este terreno: ''Tomás de Aquino, Kant, Hume y Scheler''. En estos estudios, muy analíticos y detallados, Wojtyła tiende a '''reducir al mínimo el aparato crítico''' aunque es patente que ha frecuentado y meditado asiduamente el pensamiento de los autores sobre los que diserta. No se puede entrar en el detalle de estos estudios, pero resulta especialmente central una observación que realiza a la ética tomista en un texto de 1961, ''El personalismo tomista'', y que constituye el marco de fondo que alimenta su renovación personalista y fenomenológica: la necesidad de incorporar la dimensión ''subjetiva'' a la ética asumiendo la transformación conceptual que ello conlleva. Afirma Wojtyła, en concreto, que<blockquote>''La concepción de la persona que encontramos en Santo Tomás es objetivista. Casi da la impresión de que en ella no hay lugar para el análisis de la conciencia y de la autoconciencia como síntomas verdaderamente específicos de la persona-sujeto. Para Santo Tomás, la persona es obviamente un sujeto, un sujeto particularísimo de la existencia y de la acción, ya que posee subsistencia en la naturaleza racional y es capaz de conciencia y de autoconciencia. En cambio, parece que no hay lugar en su visión objetivista de la realidad para el análisis de la conciencia y de la autoconciencia, de las que sobre todo, se ocupan la filosofía y la psicología modernas. (…) Por consiguiente, en Santo Tomás vemos muy bien la persona en su existencia y acción objetivas, pero es difícil vislumbrar allí las experiencias vividas de la persona''<ref>{{Cita publicación|url=http://www.karolwojtylafilosofo.com/pdf/3T_/3T-01.pdf|título=El personalismo tomista|apellidos=Wojtyla|nombre=Karol|fecha=1961|publicación=Editorial Peter Lang|fechaacceso=4 de agosto de 2020|doi=|pmid=}}</ref>''.''</blockquote>Otro gran tema de Wojtyła es la '''justificación de la ética''' frente a sus múltiples enemigos: el hedonismo, el empirismo (Hume), o, en un sentido muy diverso, el apriorismo kantiano. Para el empirismo, la ética en cuanto tal, no existe, se reduce propiamente a la consecución del placer y a la instrumentalización de la inteligencia en beneficio de la voluntad; el problema que plantea Kant es el contrario: un rotundo y nítido formalismo moral sin contenidos. Para superar estas objeciones, Wojtyła recurre con profundidad y originalidad a la noción de experiencia moral<ref>{{Cita libro|apellidos=Styczen|nombre=T.|enlaceautor=|título=Karol Wojtyla: filósofo-moralista|url=|fechaacceso=|año=2006|editorial=Palabra|isbn=|editor=|ubicación=Madrid|página=117 - 134|idioma=|capítulo=}}</ref>.
 
'''La ética''', explica, no surge de ninguna estructura externa al sujeto, no es una construcción mental generada por presiones sociológicas, '''nace de un principio real y originario:''' la experiencia moral, la experiencia del deber, pero no entendida en modo kantiano, como la estructura formal de la razón práctica, sino en un sentido profundamente realista, como la experiencia que todo sujeto posee –en cada acción ética concreta– de que debe hacer el bien y debe evitar el mal.

Revisión del 16:29 5 ago 2020

Karol Wojtyła Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice[1]

Karol Wojtyła nació en Wadowice (Polonia) en 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska.[1]

A los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia donde Estudió Filología.[1]

Compatibilizándolo con su afición por el teatro, pero tuvo que abandonar esta carrera debido a la invasión nazi de Polonia. el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Rapsódico", también clandestino.[1]

Se ordenó en 1946 y se trasladó a Roma donde realizó su tesis doctoral en teología sobre San Juan de la Cruz (1948).[2]

En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos.

En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada "Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler". Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Ética Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.[1]

El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesáreo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.[1]

Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.[1]

Amor y responsabilidad (1960)

Uno de los temas más importantes que abordó durante sus primeros años de filósofo fue el del amor humano, una cuestión que nunca abandonaría. También aquí el punto de partida no fue un problema académico sino, como explica con sencillez en Cruzando el umbral de la esperanza, el fruto de una necesidad y de una experiencia.

En aquellos años, lo más importante para mí se había convertido en los jóvenes, que me planteaban no tanto cuestiones sobre la existencia de Dios, como preguntas concretas sobre cómo vivir, sobre el modo de afrontar y resolver los problemas del amor y del matrimonio, además de los relacionados con el mundo del trabajo (...). De nuestra relación, de la participación en los problemas de su vida nació un estudio, cuyo contenido resumí en el libro titulado Amor y responsabilidad[3].

Amor y responsabilidad[4] es un texto muy importante pues sólo existe otro libro de filosofía escrito y diseñado enteramente por Karol Wojtyła, Persona y acto. Temáticamente consiste en una reflexión sobre la estructura del amor humano en la que se intenta conjugar tomismo y fenomenología. El tomismo es su matriz de base, la fenomenología proporciona el tono y la temática, la perspectiva. Se encuentra aquí ya in nuce lo que desarrollaría de una manera sistemática y programática en Persona y acto.

Karol Wojtyla establece un nuevo paradigma para entender la sexualidad: estableciendo que la única actitud adecuada ante la persona es el amor.[4]

Ante todo, el punto de partida: la persona. Los estudios sobre la castidad en la ética cristiana habían estado generalmente condicionados por su perspectiva negativa y casuística[5]. Wojtyła entendía, por el contrario, que la moral sexual cristiana solo podría ser acogida por los hombres si la encontraban en su propio interior en la forma de un principio positivo, estimulante e integrador, no como un mero freno externo a sus tendencias. Su propuesta de solución consistió en integrar la sexualidad en el contexto global de las relaciones interpersonales entre el hombre y la mujer. Planteadas las cosas de este modo, la sexualidad dejaba de ser automáticamente un impulso biológico para convertirse en una tendencia que relaciona a dos personas: el hombre y la mujer. Ese era el marco adecuado para entender las relaciones sexuales: la complementariedad personal entre el hombre y la mujer, no el instinto de procreación o el deseo de satisfacer impulsos sexuales.

Quedaba por determinar las características de esta relación para lo cual elaboró el concepto de "norma personalista". Frente al hedonismo utilitarista, que admite que el hombre y la mujer puedan “usarse” recíprocamente si esto les proporciona placer sexual, Wojtyła apela al principio kantiano de no instrumentalización del sujeto, pero elevándolo y transformándolo en una regla positiva de inspiración cristiana: la norma personalista, que sostiene que "la persona es un bien tal que sólo el amor puede dictar la actitud apropiada y valedera respecto de ella" [4][6].

Para Wojtyła, en definitiva, la moral sexual sólo puede entenderse en el marco de la relación interpersonal entre el hombre y la mujer regida por la ley del amor. De esa base sí que puede surgir una teoría de la sexualidad comprensible, justificable e incluso estimulante. Y esa es justamente la tarea que afronta Amor y responsabilidad. Baste decir aquí que Wojtyła –utilizando el método fenomenológico– recorre las etapas, modalidades y deformaciones del amor (concupiscencia, benevolencia, amistad, emoción, pudor, continencia, templanza, ternura, etc.) y sienta unas bases sólidas, aunque ampliables y mejorables, de una teoría personalista del amor sexual que debe confluir en el matrimonio como su expresión plena. Es de reseñar, por último, que su particular visión del matrimonio y de la familia –ahondada y reelaborada– acabaría influyendo en la Constitución Gaudium et spes del Concilio Vaticano II, que repensó la teología del matrimonio, y en las catequesis sobre el amor humano predicadas por Juan Pablo II al comienzo de su pontificado, que corresponden en realidad a un texto escrito antes de ser elegido Sumo Pontífice.

Bibliografía

Refrencias

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 1,5 1,6 Oficina de prensa de la Santa Sede (30 de junio de 2005). Su Santidad Juan Pablo II Breve Biografía. Roma: Vaticana. Consultado el 4 de agosto de 2020. 
  2. Burgos Velasco, Juan Manuel (2007). «Karol Wojtyła». Philosophica. ISSN 2035-8326. doi:10.17421/2035_8326_2007_JMB_1-1. Consultado el 4 de agosto de 2020. 
  3. Wojtyla, Karol (1994). Cruzando el umbral de la esperanza. Barcelona: Plaza & Janés. p. 198. ISBN 067976562X. 
  4. 4,0 4,1 4,2 Wojtyla, Karol (1996). Amor y responsabilidad. Barcelona: Plaza y Janés. ISBN 978-84-9061-482-2. 
  5. Wojtyla, Karol (1953). La experiencia religiosa de la pureza, El Don del Amor. Palabra. p. 69 - 81. ISBN 978-84-8239-411-4. 
  6. Pilar Ferrer, María (2007). «Intuición y asombro en la obra literaria de Karol Wojtyla». EUNSA 48 (2 - 3). ISSN 0049-3449. Consultado el 4 de agosto de 2020.