Movimiento Hospice

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Datos Históricos[editar | editar código]

Madame Jeanne Garnier

La primera institución que empleó el término hospice con el sentido de acoger a los enfermos en situación terminal fue la fundada por Madame Jeanne Garnier, a mediados del siglo XIX.

En la misma época, en Dublín, la religiosa Mary Aikenhead funda un centro para cuidar enfermos incurables y en situación terminal. Y años más tarde, su misma orden, funda otro similar en Londres.

En esta época es cuando se convierte el término hospice en sinónimo de cuidado a enfermos en situación terminal.

El desarrollo de los cuidados paliativos y de los modernos hospice va unido desde mediados del siglo XX en que Cecily Saunders inaugura el St. Christopher Hospice[1] en la ciudad de Londres, gracias a la ayuda económica que le dejó un enfermo al morir.

Al principio los enfermos que ingresan en estos hospice se encuentran en la fase terminal de patologías de tipo oncológico. Ellos conocen su situación y saben que se les ayudará hasta el final de su proceso.

Poco más tarde se comienza también a atender a enfermos de otras patologías que están igualmente en fase terminal.

Saunders, que fue enfermera y asistente social antes de estudiar medicina, demostró con su trabajo que se podía conseguir una significativa mejoría en la calidad de vida de los enfermos cuando se trataban tanto los síntomas molestos como los aspectos psicológicos, espirituales y sociales de estos enfermos.

Cicely Saunders [2] Fecha de nacimiento: 22 de junio de 1918, Barnet, Reino Unido Fallecimiento: 14 de julio de 2005, St Christopher's Hospice, Londres, Reino Unido. En un inicio decidió estudiar Política, Filosofía y Economía en Oxford. Pero en 1940, en plena Guerra Mundial, cambió a estudiar Enfermería. Ya graduada y debido a un problema de columna que la limitaba en el trabajo, decidió estudiar para asistente social.

El modelo asistencial de los cuidados paliativos hace reflexionar sobre la atención humana y humanizadora que debe recibir el enfermo.

En 1984 comienza la primera unidad de cuidados paliativos en España. La dirige el Dr. Jaime Sanz en el Hospital Marqués de Valdecilla, en Santander. Posteriormente se fueron creando otras en distintas ciudades.

En 1992 se constituye en Madrid la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL)[3] y en 2005, integrada en la anterior, la Asociación de Enfermeras de Cuidados Paliativos (AECPAL)[4].

Situación en la actualidad[editar | editar código]

En la actualidad, las Unidades donde se atiende a los enfermos en fase terminal se encuentran integradas en los Hospitales y acogen a enfermos de diversas patologías pero en una fase en la que necesitan cuidados paliativos. Desde que comenzó el movimiento hospice hasta la actualidad se ha ido modificando la ubicación de los enfermos que pasa de los hospice, a las unidades de paliativos de los hospitales, para atenderlos en sus domicilios hasta el final de su proceso. Y últimamente a que exista el equipo de asistencia paliativa como asesor de los profesionales de cualquier especialidad sin que el enfermo se traslade de la unidad donde está ingresado. Pero lo que no ha cambiado ha sido la filosofía de los cuidados paliativos, que verdaderamente es lo fundamental.

A todo este fenómeno se le podría llamar “desocialización de la muerte”. Vocablo que hace referencia a la falta de solidaridad y al abandono con respecto a los moribundos. A estos no se les considera, se les deja a un lado, en una palabra estos ya no sirven, no tienen utilidad social.

Todo esto se debe a que se recibe una formación enteramente enfocada a la realización de procedimientos de enfermería tales como:

  • Administración correcta de medicación por diferentes vías.
  • Preparación del paciente antes de una intervención quirúrgica.
  • Monitorización hemodinámica.
  • Reanimación cardio-pulmonar.
  • Cuidados respiratorios.
  • Cuidados dermatológicos.
  • Técnicas de aislamiento.
  • Además de estar entrenados para curar heridas.
  • Y colocar sondas asépticamente.
  • Etc.

El poder cuidar, compartir y permanecer acompañando al enfermo en situación terminal y a su familia, proporciona tal grado de satisfacción que tan solo esto se puede justificar la ardua labor que se realiza en una Unidad de Cuidados Paliativos.

Según el profesor Melendo, “Respetar algo consiste, de manera estricta y fundamental, en dejarlo ser, optando por su realidad plena, autárquica y consistente (....) abrirse sumisamente a la perfección del otro, sin sucumbir a la tentación de “rehacerlo” a nuestra propia medida”.

Líneas de actuación[editar | editar código]

Esta formación debería realizarse a varios niveles:

  • Personal: Participando en cursos sobre Bioética, estudiando manuales que existen sobre este tema, asistiendo a Congresos, procurando una atención humana y de calidad.
  • En el equipo, en el Servicio, en la Unidad: Proponiendo casos clínicos de especial relevancia ética para su estudio. Mediante sesiones bibliográficas y con gran facilidad de acceso a consulta bibliográfica empezando por las publicaciones nacionales ya que estas reflejan de manera más certera la realidad de la sociedad respecto a los temas relacionados con la Bioética. Y por supuesto, las extranjeras de mayor prestigio.
  • A nivel Hospitalario. Organizando Congresos o Seminarios sobre Bioética, facilitando su asistencia a congresos, reuniones o cursos. Con presupuesto para contar en la biblioteca con libros y revistas especializadas en estos temas.

Otras voces[editar | editar código]

Texto de referencia[editar | editar código]

  • Espejo, María Dolores (Mayo 2012). «Voz: Movimiento Hospice». Pardo, Antonio, ed. Nuevo Diccionario de Bióetica (2° edición) (Monte Carmelo). ISBN 978-84-8353-475-5.

Bibliografía[editar | editar código]

  • Sanz Ortiz, J. (1994). «Papel de la Medicina Paliativa en situaciones clínicas límite». Bioética y Ciencias de la Salud 1 (1). 
  • Sanz Ortiz, J. (2001). «Cuidados Paliativos». Bioética en las Ciencias de la Salud: 399-414. 
  • Iceta, Mario (1997). Futilidad y toma de decisiones en Medicina Paliativa. Córdoba: Cajasur. p. 312. ISBN 8479591609. 
  • Ruíz, M.A.; Pardo, A. (2005). «Calidad de vida relacionada con la salud: definición y utilización en la práctica médica». PharmacoEconomics Spanish Research Articles volume 2: 31 - 43. doi:10.1007/BF03320897. 
  • Astudillo, W.; Mendinueta, C. (1996). Cuidados Paliativos en atención primaria. PBM S.L. 
  • Gómez Sancho, M. (1994). Cuidados Paliativos e intervención psicosocial en enfermos terminales. Instituto Canario de Estudios y Promoción Social y Sanitaria. ISBN 8489151008. 
  • Herranz, G. (1994). ¿Eutanasia o Unidades Paliativas?. Bioética y Ciencias de la salud. pp. 24 - 34. 
  • Pangrazzi, Arnaldo (1993). La pérdida de un ser que rido: un viaje dentro de la vida. Madrid: Paulinas. p. 152. ISBN 9788428526432. 

Referencias[editar | editar código]