Tabaquismo

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Introducción

La nicotina se relaciona con distintos sistemas de neurotransmisión en el sistema nervioso central.

El tabaquismo es factor de riesgo y a la vez una adicción compleja con componentes físicos, psicológicos y sociales. Adicción es la necesidad compulsiva de volver a consumir una droga para experimentar sus efectos, en el caso la nicotina:

  • Estimulación.
  • Euforia.
  • Placer.
  • Aumento de la atención concentración.
  • Aumento de la memoria.
  • Además disminución de la ansiedad.
  • Disminución del estrés.
  • Disminución del apetito.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM V)[1] cataloga el tabaquismo como una adicción, la nicotina es una de las drogas más adictivas que existen, junto con la cocaína y la heroína, además demora 10 segundos en llegar al cerebro cuando se fuma.

Definición

Se denomina tabaquismo[2] a las modificaciones que el tabaco produce en el organismo de una persona consumidora habitual.

El tabaquismo es una enfermedad adictiva, crónica y recurrente, que en el 80% de los casos se inicia antes de los 18 años de edad y que produce dependencia por la nicotina, cuyas principales manifestaciones clínicas son: trastornos cardiovasculares, trastornos respiratorios y aparición de tumores en diversas localizaciones[3].

Según la OMS, el tabaquismo es la principal causa de mortalidad prematura y evitable, en los países desarrollados. Se estima que al año mueren[4]:

  1. Más de 8 millones de personas como consecuencia del tabaco.
  2. Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco.
  3. Alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno.

Se trata de un alcaloide muy tóxico y entre sus componentes se encuentran[5]:

  • Los alquitranes (para asfaltar carreteras).
  • Arsénico (veneno).
  • Formaldehido (conservante de órganos).
  • Polonio 210 (radioactivo) o cadmio.
  • Níquel (componentes de baterías).  

Origen y desarrollo histórico

El consumo de tabaco se ha popularizado recientemente en la sociedad, sobretodo en la población mas joven. Según la Encuesta Estatal sobre el Uso de Drogas en Enseñanza Secundaria del 2004[6], manifiestan haber consumido tabaco alguna vez el 60,4% de los alumnos entre 14 y 18 años.

En 2005 entró en vigor el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, derecho internacional para la reducción del consumo.[7]

Según las crónicas, parece ser que después del descubrimiento de la actual S. Domingo, la expedición española observó una práctica desconocida y sorprendente para los expedicionarios. Observaron como los indígenas enrollaban las hojas en contacto con la mazorca de maíz y las fumaban. Denominandolo a esto tabaco. En décadas ulteriores especialmente en España y Portugal junto a la siembra de patatas, tomates y otros productos americanos se empezó a cultivar el tabaco.

El embajador de Francia J. Nicot fue uno de los precursores y plantadores de la planta americana y por eso Linneo en su Historia Plantarum la denominó Nicotina tabacum.[8]

El desarrollo del éxito del tabaco fue sorprendente. Se le adjudicaban toda clase de ventajas en la curación de enfermedades y sobre todo mascado se le achacaban propiedades analgésicas. El éxito se corrió como la pólvora y los estados europeos previeron una importante fuente de ingresos tanto en el cultivo como en la comercialización y recaudación en torno al tabaco.

Es a finales del siglo XIX cuando la difusión del tabaco se hace masiva y general en todas las capas de la sociedad. Ya en el siglo XX, se encuentra introducido en la vida social. Adquiere un cierto tono de distinción y se considera normal el fumar. Incluso el no hacerlo llamaba la atención en la sociedad de entreguerras.

Las grandes multinacionales se encargaron de distribuir la mercancía y de generar nuevos hábitos sociales en todos los países tras la Segunda Guerra Mundial. Es en los años setenta ante los nuevos avances científicos cuando se demuestra claramente y sin posibilidad de refutación la objetividad del carácter insalubre del tabaco. El consumo disminuye en los países desarrollados pero aumenta en los países en vías desarrollo y aumenta también entre las capas adolescentes y juveniles de la sociedad sin distinción de género. Con consecuencias letales, la introducción masiva del habito tabáquico en la población femenina junto a otras ingestas como contraceptivos ha desatado una mortalidad desconocida hasta ahora en el colectivo femenino.

Daños médicos ocasionados por el tabaco

- Izquierda pulmones sanos - Derecha pulmones de un fumador

Según el Dr. Juan Antonio Riesco Miranda, El consumo de tabaco se asocia a más de 25 enfermedades, siendo el responsable de:

  • 90 % de la patología tumoral.
  • 75% de los procesos clasificados como bronquitis crónica o enfisema.
  • 25% de los síndromes coronarios agudos.
  • De todas las enfermedades crónicas (hipertensión arterial, diabetes mellitus, hipercolesterolemia, etc.)

el tabaquismo es la que produce mayor morbi-mortalidad.[9]

El cáncer de laringe es según estudios recientes causado directamente por el tabaquismo que en muchos casos golpea al paciente de forma descarnada al ser una patología especialmente incapacitante.[2]

Aproximadamente el 33% de las enfermedades cardiovasculares se atribuyen directamente al consumo del tabaco. Entre éstas cabe destacar:

  1. Cardiopatía isquémica.
  2. Enfermedad cerebro-vascular.
  3. Enfermedad vascular periférica.
  4. Aneurisma de aorta.
  5. Etc.

El CO (monóxido de carbono) del humo del tabaco es el principal responsable de dichos procesos. Esta sustancia es capaz de unirse a la hemoglobina sanguínea y producir carboxihemoglobina. (HbCO). La HbCO altera las células endoteliales de la capa intima de la pared vascular produciendo necrosis de las mismas.

Existen riesgos considerables para las mujeres embarazadas, ya que puede perjudicar el crecimiento del feto.[4]

Dicha necrosis lleva a que aparezcan calcificaciones y depósito de colesterol. En consecuencia se producen placas de ateroma. Los sujetos fumadores tienen en sus arterias un número de placas de ateroma considerablemente mayor que aquellos sujetos no fumadores.[9]

Pero es sobre todo el nivel vesical donde los porcentajes aumentan considerablemente en cantidad y en agresividad. Se han descrito y demostrado afectaciones la función sexual por parte de fumadores tabáquicos.[2]

De especial incidencia se comporta el tabaquismo en relación a la mujer tanto por afectaciones en su aparato reproductor como en el fruto de la concepción. Los datos sostienen unas morbilidades insospechadas de mujeres donde el tabaquismo precipita afectaciones tanto al niño como a la madre, comenta Simón Vázquez

La ingesta de contraceptivos en fechas próximas al climaterio precipitan junto al tabaco una asociación en muchos casos responsables de tumores graves en el aparato genital femenino.[2]

Conviene apuntar que se corre el riesgo cierto de afectación en los llamados fumadores “pasivos”. Aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante; además, causa complicaciones durante el embarazo y bajo peso en el recién nacido. No hay un nivel seguro de exposición al humo de tabaco siendo fumador pasivo, lo cual provoca anualmente más de 1,2 millones de muertes prematuras y graves trastornos cardiovasculares y respiratorios.[4]

Según la OMS, se han promulgado leyes para proteger la salud de los no fumadores que han sido bien acogidas, puesto que no perjudican a las empresas y animan a los consumidores a dejar de fumar.

Principales manifestaciones clínicas del síndrome de abstinencia

  1. Ansiedad.
  2. Disforia.
  3. Dificultad de concentración.
  4. Irritabilidad.
  5. Impaciencia.
  6. Insomnio.
  7. Inquietud.
Todo fumador debe recibir intervención terapéutica para incitarle, animarle o ayudarle a dejar de fumar.

Dichos síntomas suelen durar entre 8 a 12 semanas y es muy intenso el primer mes. Se define craving como el deseo irrefrenable de volver a consumir cigarrillos que padece un alto número de fumadores después de 8 a 12 h sin fumar, este síntoma aparece con mucha frecuencia y es una de las más frecuentes causas de recaída.

El craving se produce como consecuencia de la falta de liberación de dopamina en el Nac, su producción está muy relacionada con la exposición a factores externos que actúan como estimuladores de su génesis. Los siguientes parámetros son investigados en el análisis clínico del craving:

  1. Intensidad.
  2. Duración.
  3. Ciclo de aparición.
  4. Relación con los factores externos.

Tratamientos para el tabaquismo

Se utiliza una combinación de tratamiento farmacológico para aliviar la dependencia por la nicotina y asesoramiento psicológico para combatir la adicción.[9]

El tratamiento del craving y del síndrome de abstinencia es doble: psicológico y farmacológico, el terapeuta debe preparar al paciente que deja de fumar en relación con la sintomatología que va a presentar y su cronología. Los medicamentos van a ayudar a controlar los síntomas, de acción rápida (chicles de nicotina) pueden utilizarse como terapia de emergencia.[10]

Reporta el Dr Riesco Miranda, que el grado de motivación tenga el sujeto para dejar de fumar, así como, su grado de dependencia física y psíquica deben ser adecuadamente valorados para proporcionarle el mejor tratamiento.

La Terapia Sustituiva con Nicotina (TSN) (en forma de parches, chicles y comprimidos), Bupropión y Vareniclina son los tres tratamientos farmacológicos de primera línea que han demostrado evidencia científica suficiente.[10]

Dicha terapia sustitutiva proporciona la nicotina que normalmente se obtiene a partir de los cigarrillos, sin proporcionar los componentes nocivos del humo de tabaco y el objetivo de la TRN es reducir las ansias y los síntomas de abstinencia al dejar de fumar, señala María Paz.

Aspectos éticos

La Eticidad en este caso concreto como en otros hábitos nocivos y comportamentales debe procurar un cambio de mentalidad. La ética persigue el bien integral de la persona y el primer bien de esta es la salud y la vida. El tabaco amenaza de forma cierta ambas. Por tanto, es una práctica que afecta en primer lugar a la vida y a la salud del consumidor y además de los que le rodean. Tienen por tanto unas dimensiones privadas y sociales que hacen de esta práctica una conducta gravemente desordenada.

Hay una reponsabilidad moral objetiva que puede ver incrementada por ciertas circunstancias como son la de aquellos que tienen un específico papel de educadores como son los padres o de ciertos ascendientes como los médicos ante sus pacientes.

Pero hay también una responsabilidad subjetiva que conviene que no sea precipitada y general. Nadie sabe con certeza hasta qué punto ese joven o esa persona ha actuado con su libertad mermada o inexistente. Muchas veces es imitador de roles grupales, de motivaciones pueriles, de complejos existenciales de autoafirmación etc.

En muchos casos la libertad se encuentra muy tocada. De todas formas siempre hay algo de responsabilidad personal. De ahí la grave obligación de los padres y educadores en relación al tabaquismo. Muchas conductas se aprenden por la imitación más que por la reflexión consciente y pormenorizada.

Los datos informativos asépticos pueden incluso ser contraproducentes en la población adolescente, pero no tanto el ejemplo de los suyos con los que pretenden igualarse. Esta es en línea de principio el método de prevención más eficaz que se ha demostrado que existe.

La legalidad deberá estar al servicio de favorecer situaciones que permitan generar salud. Una disciplina sin educación y racionalización no es efectiva. Las campañas publicitarias y educacionales deben implementar y reforzar el esfuerzo familiar contra el tabaquismo. Así se podrá generar ciudadanos más sanos y por ende sociedades más sanas y humanas.

Bibliografía

  • L. Ciccone, Bioética, Milán 2003

Notas

  1. Sociedad Americana de Psiquiatría (Octubre 2008). DSM-5, Suplemento del manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales. Washington, DC: American Psychiatric Publishing. Consultado el 11 de julio de 2020. 
  2. 2,0 2,1 2,2 2,3 Simón Vázquez, Carlos (Mayo 2012). «Voz: Tabaquismo». Simón Vázquez, Carlos, ed. Nuevo Diccionario De Bioética (2 edición) (Monte Carmelo). 
  3. «Tabaquismo». Consultado el 30 junio 2020. 
  4. 4,0 4,1 4,2 «Organización Mundial de la Salud. Tabaco, Datos y cifras». 
  5. «Asociación Española Contra el Cáncer - Componentes del tabaco». 
  6. «Encuesta Estatal sobre el Uso de Drogas en Enseñanza Secundaria 1994 - 2016». 
  7. «Convenio Marco para el Control del Tabaco». 
  8. Rubio Monteverde, Horacio; Rubio Magaña, Alessandro (2006). «Breves comentarios sobre la historia del tabaco y el tabaquismo». Rev. Inst. Nal. Enf. Resp. Mex (México) 19 (4). Consultado el 12 de julio de 2020. 
  9. 9,0 9,1 9,2 Dr. Riesco Miranda, Juan Antonio. «Tabaquismo». Infosalus. Consultado el 12 de julio de 2020. 
  10. 10,0 10,1 Paz Corvalán, María (2017). «El tabaquismo: una adicción». Rev. chilena de enfermedades respiratorias 33 (3). doi:10.4067/s0717-73482017000300186. Consultado el 12 de julio de 2020.