Que es la Bioética (definición)
La Bioética es una ciencia de reciente desarrollo, al menos tal como se la entiende modernamente, y cuyo origen propio hay que fijar a comienzos de los años 70 del siglo XX. El término “bioética” procede de la fusión de otros dos términos griegos “bios”, que significa “vida” y “ethos” que significa “ética”, por tanto etimológicamente significa “´ética de lo vivo”.
Esta ciencia tiene diversos orígenes según la perspectiva con la que se aborde. Si atribuimos a la Bioética el campo de estudio de la ética en lo que tiene que ver con la vida humana, entonces tendríamos que poner el origen de esta disciplina en el mismo origen de la medicina. Como muestra el Juramento hipocrático y otros textos antiguos, la pregunta sobre la moralidad de los actos médicos está unida al mismo nacimiento de la medicina.
La historia de la bioética contempla diversos precedentes de lo que ahora se considera la ciencia de la Bioética.
Sin embargo como conjunto de conocimientos agrupados bajo el término Bioética tiene un origen más reciente.
Origen del término
Aunque es costumbre atribuir el origen del término bioética, a Van Rensselaer Potter, se está empezando a reconocer que el término ya había sido usado en 1927 por Fritz Jahr, y en consecuencia atribuir a este la paternidad.
El año 1927, un pastor alemán, Fritz Jahr, publicó un editorial en la revista ‘Kosmos’ (vol. 21, pp. 2-4), titulado Bio-ethik: Eine Umschau über die ethischen Beziehungen des Menschen zu Tier und Pflanze (‘Bio-ética: una panorámica sobre la relación ética del hombre con los animales y las plantas’)[1].
Años más tarde, en 1934, Jahr publicó otro trabajo donde volvió sobre la noción de ‘Bioethik’: Drei Studien zum 5. Gebot, en la revista ‘Ethik. Sexual und Gesellschaftsethik’ (vol. 11 (1934), pp. 183-87)[1].
La idea de Fritz Jahr era sencilla: inspirado en los imperativos éticos de Kant, quería subrayar la importancia de un imperativo bioético que orientase correctamente nuestro comportamiento respecto de todos los seres vivos.
Posiblemente sin ningún conocimiento de lo anterior Van Rensselaer Potter (1911-2001) que era un bioquímico y oncólogo de Estados Unidos empezó a usar la palabra ‘bioethics’ en dos trabajos: un artículo, publicado en 1970 con el título Bioethics: the Science of Survival [2]; y un libro, publicado en 1971, que llevaba por título Bioethics: Bridge to the Future [3]y que reproducía el artículo publicado el año anterior.
Según el mismo Potter explicaría años más tarde, la palabra le vino a la mente al improviso, al unir dos términos: bios, que representaría las ciencias biológicas; y ethics, una palabra con la que no aludía simplemente a la ética, sino a los valores humanos en general.
El sentido de la bioética, según Potter, era sencillo y apremiante: elaborar una ciencia orientada a garantizar la supervivencia humana en el planeta Tierra, a través del diálogo entre las ciencias experimentales y las ciencias humanísticas.
Definiciones
Abel la define como el
- estudio interdisciplinar de los problemas creados por el progreso biológico y médico, tanto a nivel microsocial como a nivel macrosocial, y su repercusión en la sociedad y en su sistema de valores, tanto en el momento presente como en el futuro"[4].
Definición extensa, donde parece diluirse la figura del profesional sanitario -que es el principal protagonista de la decisión ética- pero que tiene la virtud de destacar el carácter interdisciplinar de la bioética -y la importancia de su repercusión para la sociedad y su sistema de valores. En este sentido abre el abanico de receptores a todos los ciudadanos
Otra definición es la proporcionada en la Encyclopedia of Bioethics (New York, 1978) que la define como
- el estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y de los principios[5].
En definitiva, Bioética es aquella parte de la Ética o filosofía moral que estudia la licitud de las intervenciones sobre la vida del hombre y de su entorno, especialmente, pero no sólo, en el campo de la Medicina y de las ciencias biológicas.
Entrambas definiciones configuran los cuatro rasgos definitorios de la bioética moderna:
- Se trata de un marco de reflexión ética interdisciplinar.
- Es básicamente una ética práctica, de aplicación inmediata en el mundo de la Medicina y su entorno, cuyos principales protagonistas son el médico y el paciente.
- Se trata de una reflexión ética que comporta, además, decisiones de Salud Pública de gran repercusión social y legal.
- Nadie puede permanecer ajeno a la bioética, porque ésta determina una praxis sanitaria e involucra a unos comportamientos que someten a prueba el sistema de valores que opera en una sociedad.
Ámbito de Estudio
En su historia, la Bioética se ha enfocado con dos planteamientos:
- El primer planteamiento, responde a la intención original de Potter, y extiende el ámbito de estudio de la bioética al fenómeno vida en toda su extensión teniendo cuenta de las estrechas relaciones de los seres vivos entre ellos y con el ambiente. Se trata de una bioética global que intenta superar la orientación antropocéntrica del pensamiento ético de occidente. En este caso se suele dividir la bioética: bioética humana, bioética animal, bioética ambiental.
- El segundo planteamiento se restringe al estudio de la bioética dentro de la vida humana y en las intervenciones sobre la vida humana con la tendencia a centrarse en los problemas médicos lo que puede llevar a confundirla con la ética médica. Presta especial atención a los problemas que surgen con motivo del desarrollo de la biomedicina.
La bioética como saber práctico
Se llama saber práctico en el sentido de que estudia una práctica humana: las intervenciones en el campo de las ciencias de la vida y de la salud, e individua los criterios éticos con el fin de orientarlas. También cuando aborda problemas como la sustentabilidad, o la ecología, se está refiriendo a acciones a llevar a cabo o a evitar, pero no sólo a las teorías.
En este sentido algunos hablan de que no se trata de una nueva ética sino de un sector de la ética. En este sentido Scarpelli la define como “la parte de la ética que tiene por objeto los actos humanos concernientes a la vida física”.
Teniendo presente los tres niveles del discurso ético es decir el meta-ético, el teórico normativo y aquel aplicativo parece posible definir la bioética como una ética aplicada que deriva de la aplicación de de una teoría ética con sus fundamentos con su sistema normativo a un ámbito preciso de la actuación humana: el de la salud y el de la vida.
Se entiende por meta-bioética la investigación filosófica que se interesa no de los problemas de la bioética sino de los problemas sobre la bioética.
En bioética, se pueden distinguir tres niveles de reflexión articulados entre ellos: la bioética general, que se ocupa de las cuestiones preliminares y fundadoras de tipo meta bioétics (modelos antropológicos, teorías éticas, elaboración de normas...), la bioética especial, que estudia los problemas singulares (eutanasia, fecundación artificial, aborto...), y la bioética clínica, que discuten los casos particulares que pueden darse a nivel del enfermo.
El método bioético
El método de la bioética es un método interdisciplinar y triangular.
Interdisciplinar porque en ella intervienen elementos que provienen de la ciencia, de la filosofía, del derecho, de la economía y de otras ciencias. Es necesaria una integración de todas estas perspectivas y un ensamblaje que ofrezca una visión unitaria del objeto de estudio. En este sentido siempre hemos admirado la llamada “unidad del saber” y al mismo tiempo la “autonomía de las ciencias” [6].
Al decir triangular nos referimos a lo sugerido por E. Sgreccia en 1985 [7].
Dicho método, aplicado ya por numerosos autores, y enriquecido con aportaciones que ofrecen matices, se ha demostrado eficaz, ordenado y respetuoso de todos los ámbitos del saber. Consiste en lo siguiente:
- En un primer momento se estudia el problema teniendo en consideración lo aspectos científicos y médicos. ¿Qué se hace? ¿Qué técnicas y medios se utilizan? Es importante conocer la realidad antes de penetrar su significado. Por ejemplo, si tenemos que estudiar las técnicas de reproducción artificial analizaremos las distintas técnicas, medios utilizados, la técnica en sí misma, sus resultados y estadísticas.
- En un segundo momento reflexionamos acerca de las implicaciones antropológicas y éticas, es decir, lo que esa determinada técnica supone para el hombre y para las generaciones futuras.
- En tercer lugar trataremos de encontrar una solución práctica, tanto en su vertiente clínica como en aquella jurídica, en la cual, en muchos casos, hay vacíos legales.
Corrientes en Bioética
En la bioética contemporánea encontramos una amplia gama de teorías que varían debido a razones circunstanciales, a tradiciones filosóficas distintas o simplemente a intereses económicos. Analizaremos brevemente cuáles son las más significativas o las que mayor influencia han tenido en debate bioético [8].
Principialismo
El Principialismo surge en el año 1979 cuando dos norteamericanos, T. L. Beauchamp y J. Childress, que habían formado parte la Comisión que elaboró el Informe Belmont, hablaron por primera vez de los principios que debían regir la toma de decisiones en bioética en su volumen Principles of biomedical ethics.
Estos cuatro principios, que constituyen el núcleo teórico de la llamada bioética principialista, son:
- “Un principio de respeto a la autonomía requiere que las personas estén capacitadas para ordenar sus valores y creencias y para actuar sin intervenciones controladoras de otros. Incluso si existe un riesgo que a los demás les pueda parecer temerario, este principio exige la no interferencia y el respeto a las opciones autónomas de otras personas. Por ejemplo, los pacientes autónomos e informados tienen derecho a decidir que la intervención médica para evitar la muerte es inaceptable; estos pacientes tienen derecho a negarse a seguir siendo tratados, incluso a una muerte segura. Sin embargo, dichos derechos no siempre tienen una autoridad absoluta, y por ello pueden, en principio, encontrarse razones que justifiquen una intervención” [9].
La propuesta de Beauchamp y Childress predominó hasta los años noventa en que Clousert y Gert publicaron un artículo en el que criticaban el principialismo. La razón fundamental de la crítica era que no ofrecían una tabla de principios jerárquica y convincente. A raíz de las críticas los autores modificaron su obra. No obstante, les han dirigido otras críticas, como por ejemplo, la ausencia de una teoría antropológica que sustente los principios y que ofrezca una posible vía de solución en caso de conflicto entre dos principios.
Principialismo moderado de Diego Gracia
Diego Gracia expone su teoría a partir de su volumen Fundamentos de Bioética[10]. Que acabará de desarrollar en Procedimientos de decisión en ética clínica [11].
Este autor, Catedrático de Bioética en la Universidad Complutense de Madrid, es el que más influencia ha tenido en España y en países de habla hispana. Jerarquiza los principios distinguiendo dos de rango superior (no-maleficencia y justicia) y dos de rango inferior (beneficiencia y autonomía). No dedica espacio a la fundamentación antropológica y la mayoría de sus alumnos optan por una ética de carácter deliberativo, en algunas ocasiones arbitraria, conflictiva y en gran parte llegan a conclusiones relativistas [6].
Utilitarismo y funcionalismo
Es un planteamiento de raíz empirista, materialista y basado en las teorías de Bentham y Stuart Mill. Considera que es bueno aquello que produce el mayor bienestar y beneficio para el mayor número de personas. Se realiza un cálculo costo-beneficio y el resultado práctico es lo que se decide.
Generalmente está asociado a la visión funcionalista, como la de P. Singer: para Singer el fundamento del ser persona es la capacidad de tener conciencia, por lo tanto, hay una distinción entre ser humano y persona. Sería ser humano todo ser vivo de la especie homo sapiens sapiens, mientras que sería persona sólo aquel ser humano capaz de realizar actos de razón. Esto significa que ni el embrión, ni el feto, ni el anencéfalo, ni el individuo en coma, ni el enfermo con grave discapacidad, son personas. Esta concepción antropológica, seguida de un razonamiento meramente pragmático, hace que la posición de Singer derive hacia posiciones liberales en las que está permitida la eugenesia, la eutanasia, el aborto, entre otros [6].
Contractualismo
Sigue la tradición empirista y hobbesiana, y ante la imposibilidad de llegar a una ética universal, la única posibilidad remanente es el consenso y el contrato social en bioética. El autor más representativo de esta posición es H.T. Engelhardt jr. Para él la única fuente de autoridad es el consenso pues cualquier otra argumentación es débil y no hay posibilidad de establecer principios de carácter universal [6].
Ética de mínimos
Es una forma del contractualismo de Engelhardt. Se basa en el mismo supuesto: ante la imposibilidad de establecer principios con validez universal, sólo nos queda acordar una “ética de mínimos” que todos compartamos y que sea el fundamento de la convivencia.
En lengua castellana, la autora más importante de esta corriente es Adela Cortina en la Universidad de Valencia, con ella Victoria Camps en la Universidad Autónoma de Barcelona y Javier Sádaba en la Universidad Autónoma de Madrid. Algunos ven que uno de los límites de esta posición es el de reducir la ética a política, es más, sustituir la ética con la política haciendo que la ética permanezca en el ámbito de lo privado y la política (mínimos) en lo público [8].
Ética del cuidado
Teoría que encuentra su fundamento en la filosofía fenomenológica y que ha sido desarrollada por numerosas autoras como la psicóloga feminista C. Gilligan. Está inspirada en las obras del filósofo francés P. Ricoeur y en el pensamiento de matriz fenomenológica y dialógico. Centra su atención en la categoría del cuidado, con excelentes resultados, pero necesita también una concepción antropológica que oriente la acción. Consideramos que el pensamiento fenomenológico y dialógico puede enriquecer enormemente la reflexión bioética introduciendo categorías como la relación, la empatía y la alteridad [6].
Ética narrativa
Descrita fundamentalmente por H. Brody. Para él la ética clínica es un diálogo o síntesis entre los “principios recibidos, colectivos” y las “particularidades de cada persona, la historia que narra”. No tiene fundamentación antropológica y ética, es relativista y subjetiva [6].
Bioética casuística
La casuística en bioética se disocia, al menos en parte, de aquella clásica que trataba de aplicar los principios a casos concretos. No es un método deductivo, sino con expresión de Carson Strong, una propuesta basada en casos (case-based approach), donde el argumento se desarrolla comparando el caso en estudio con un paradigma. De esta comparación emergen ciertos factores morales relevantes (casuistic factors), que variarán de un caso a otro. Su resultado, como el de toda casuística, no es una certeza: siempre queda abierto a la valoración de nuevos factores. La conclusión será mejor o peor, dependiendo de lo plausible de su comparación con el caso paradigmático. Este modo de razonamiento no pretende resolver todos los casos morales que aparecen en ámbito médico, pero sí supone una buena ayuda en la mayoría de ellos.
En algunos se llegará simplemente a la conclusión de que no se ha hallado un paradigma adecuado, o que son varios los que podrían tomarse en consideración [12].
La casuística en bioética clínica aparece por tanto como reacción a un modo deductivista de resolver los casos concretos de la vida moral. Este es el punto de partida del artículo de Strong apenas citado, que recoge una de las conclusiones del libro de Jonsen y Toulmin: el conocimiento moral es esencialmente particular, y no se obtiene por deducción [13].
Este método casuista para la bioética está íntimamente relacionado con el procedimiento utilizado en ámbito judicial, y es por ello que en los textos de bioética, sobre todo los de producción norteamericana, no sea sencillo separar las cuestiones que pertenecen al ámbito legal de aquellas propiamente morales. Annas explica que en Estados Unidos, al no tener un ethos común donde apoyar los juicios morales, la ley cumple de algún modo esa función. Aunque sostiene justamente que se trata de dos campos distintos [14]. En algunos casos podría parecer incluso que la ley estuviera por encima de la moral, pues sería aquélla y no ésta quien tendría la última palabra [15]. Recuérdese, por ejemplo, que en Estados Unidos, la práctica del aborto comenzó a considerarse legal (y para muchos también moral), a partir de la sentencia de un tribunal.
En su breve camino dentro del ámbito bioético la casuística ha dado origen a varios modelos de resolución de problemas. Como alternativas a la propuesta de Jonsen podemos destacar los trabajos de Brody y Strong. También son de interés los escritos de Arras, aunque quizá no pueda considerarse estrictamente un casuista. El mismo año de la publicación del libro de Jonsen y Toulmin apareció otro de Baruch A. Brody, Life and Death Decision Making, en el que propone una “casuística pluralista” [16].
Personalismo con fundamentación ontológica
Desde los años 80 se ha desarrollado una corriente, cuyo iniciador –Elio Sgreccia - denomina “personalismo bioético con fundamentación ontológica”. Dicha corriente se contrapone a las anteriormente expuestas o las complementa, como en el caso de la teoría del cuidado y la bioética narrativa.
Es una síntesis entre la filosofía realista clásica y algunos elementos de la fenomenología contemporánea personalista. El núcleo de su filosofía –de raigambre aristotélico-tomista- consiste en afirmar que la persona es unión sustancial de alma y cuerpo, de corporeidad y alma metafísica y espiritual, y basándose en los datos de la ciencia afirma que existe el ser humano y la persona desde el momento en que empieza a existir su cuerpo, es decir, desde el momento de la fecundación.
Teniendo una base antropológica, el personalismo metafísico u ontológico, infiere algunos principios que podrían servir como orientación en el obrar práctico: respeto de la vida física, principio terapéutico, libertad-responsabilidad y justicia solidaridad.
También cabe destacar la relevancia que tiene en esta corriente el concepto de naturaleza humana entendida como una realidad que no es meramente empírica. En este planteamiento se enfrenta a un relativismo que concibe la naturaleza humana como algo puramente empírico. De ahí la visión de Hume, Hobbes, Stuart Mill o Bentham, origen de las bioéticas relativistas o contractualistas. Plantea que sólo recuperando el concepto de naturaleza humana teleológica y finalizada será posible salvaguardar la intrínseca dignidad permanente y constante en los cambios accidentales de la persona humana [8].
Destinatarios de la bioética
Aunque en un principio se consideró que los destinatarios eran los médicos o el personal biosanitario, cada vez más, y actualmente, se tiene conciencia de que los destinatarios son toda la sociedad.
La toma de decisiones sobre cuestiones con aspectos bioéticos deben ser asumidas por las personas implicadas, y con frecuencia por las sociedades involucradas en el resultado de esas cuestiones.
Además se debe tener como referencia no sólo las generaciones actuales sino también la repercusión que en el entorno actual, y en la herencia que trasmitimos para las generaciones futuras.
Relación con disciplinas afines
Bioética y ética médica
La medicina es de las pocas profesiones que desde su comienzo se ha interrogado sobre el buen o mal hacer profesional con una perspectiva ática. Bastaría recordar el famoso Juramento hipocrático que todavía se utiliza en muchos casos como normativo de la profesión médica.
También a lo largo de la historia los médicos han prescrito diversos códigos de conducta profesional. En la medicina contemporánea, desde el año 1847 la Asociación Médica Americana lleva publicando su Código de ética médica [17], y otras instituciones han elaborado sus propios Códigos de ética médica.
La bioética no es ajena a la ética médica. En ocasiones se trata de abordar las mismas cuestiones, por ello pueden llegar a confundirse una con otras. Sin embargo la bioética abarca más cuestiones que las meramente médicas, y con frecuencia las aborda juntando profesionales de diversas áreas, y por tanto, con un carácter multidisciplinar.
Bioética y deontología médica
La deontología médica se define como el estudio de todas aquellas reglas de comportamientoque el médico debe observar para mantener su propia honorabilidad y el prestigio de la clase médica.
Se entiende que las profesiones –cada vez más especializadas– han de garantizar la calidad en la prestación del correspondiente servicio. Para ejercer ese control de calidad se instituyen colegios profesionales que elaboran códigos de buenas prácticas. Se procura acreditar así los servicios profesionales por la capacidad técnica específica exigible al profesional, por una digna retribución de honorarios profesionales, por el establecimiento de criterios para el acceso, la formación continuada y la promoción dentro de la carrera respectiva, etc.
En el fondo, se trata de ofrecer un respaldo corporativo al ejercicio decoroso, y garantizar la buena imagen de la profesión ante los clientes y la sociedad. Se establecen para ello mecanismos de control deontológico, como los antiguos tribunales de honor, encargados de prevenir malas prácticas, e incluso pomoviendo la separación de la profesión para quienes las ejercitan[18].
Bioética y derecho
Los progresos de la ciencia han producido situaciones nuevas frente a las cuales reglas de comportamiento y leyes han quedado desfasadas e insuficientes. Se han producido nuevos problemas y también nuevos enfoques de los antiguos problemas.
La Bioética tiende al reconocimiento de la pluralidad de opciones morales presentes en las sociedades actuales, propugnando la necesidad de establecer mínimos acuerdos. Los procedimientos que permitan decisiones consensuales tienen una importancia fundamental. Si no hay acuerdo, el Derecho deberá establecer los límites de lo permitido; de ahí deriva la estrecha relación entre Bioética y Derecho, entendido como norma de conducta que emana de la voluntad de todos.
Unir las nociones de Bioética y Derecho es importante, no para juridificar a la primera, sino para entender los valores constitucionales y los "principios generales de las naciones civilizadas" como acuerdo mínimo: a la luz de la Declaración de Derechos Humanos y de las demás declaraciones internacionales y convenios que forman parte de nuestro acervo común. Los Derechos Humanos constituyen a la vez la base jurídica y el mínimo ético irrenunciable sobre los cuales se asientan las sociedades democráticas [19].
Otros artículos
Referencias
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