Anticoncepción y cristianismo

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La doctrina sobre el matrimonio y la familia tiene, en el marco del cristianismo, un desarrollo pacífico, en el que no surgen discusiones importantes desde el punto de vista de la moral hasta comienzos del siglo XX. Como Noonan ha mostrado, en el caso concreto de la anticoncepción, desde los tiempos de la Didajé hasta la Conferencia de Lambeth de 1930, todas las denominaciones cristianas la consideraron intrínsecamente inmoral[1].


La fractura doctrinal se produce en la iglesia de Inglaterra, que en la Conferencia de Lambeth de 1930, cambia la enseñanza que había mantenido hasta la anterior sesión (1908) y admite por primera vez el recurso a métodos anticonceptivos para los casos en haya motivos para limitar los nacimientos. Será en la sesión de 1958 cuando declarará que la decisión sobre el número y momento de los hijos, queda restringido a la decisión de los esposos[2].


La confesión anglicana

En 1908, los obispos de la iglesia anglicana reunidos en la Conferencia de Lambeth declaraban que no se pueden utilizar medios artificiales para el control de la natalidad:

The Conference records with alarm the growing practice of the artificial restriction of the family and earnestly calls upon all Christian people to discountenance the use of all artificial means of restriction as demoralising to character and hostile to national welfare (Resolution 41)[3].

En los años 20 el debate sobre el control de los nacimientos continúa y va adquieriendo un importante desarrollo la idea de que la sexualidad no hace referencia sólo a la procreación, sino también a lo que ahora llamaríamos relación de pareja. Además también se presta nueva atención respecto al control de los nacimientos a razones referidas no sólo al número sino al bienestar de los niños.

Por todo ello en la Conferencia de 1930, se mantiene de alguna forma enunciaciones de la enseñanza anterior: se defiende la abstinencia.

Where there is a clearly felt moral obligation to limit or avoid parenthood, complete abstinence is the primary and obvious method (Resolution 15)[4].

Pero también se introduce la afirmación de que pueden usarse otros métodos para el control de los nacimientos:

The Conference agrees that other methods may be used, provided that this is done in the light of Christian principles(Resolution 15)[4].

En la Conferencia de 1958, se reconoce que la contracepción está siendo un modo de vida entre los anglicanos y se decide que la responsabilidad sobre la decisión del número de los hijos ha sido dejada por Dios a la conciencia de los padres, para que la lleven a cabo según los modos que sean aceptables al marido y a la mujer (Resolution 115)[5].

Por último, en 1968, tras la promulgación de Humanae vitae, los obispos anglicanos, aún reconociendo la legítima preocupación de Pablo VI por la institución del matrimonio y la vida de la familia, mostrarán su desacuerdo con que los métodos de no concepción –excluída la abstinencia y la continencia periódica- sean contrarios a la voluntad de Dios (Resolution 22)[6].

La iglesia anglicana para exponer sus líneas morales, ha ido acudiendo cada vez más, junto a la “Escritura, Tradición y Razón”, a la experiencia humana. Esto explica la evolución de la enseñanza sobre la moralidad de la relación conyugal [2]

La iglesia católica antes de Gaudium et Spes

La iglesia católica había salido al paso de esta toma de postura de la confesión anglicana con la encíclica Casti connubii (1930), en la que Pío XI rechazaba la anticoncepción como gravemente deshonesta:estando destinado el acto conyugal, por su misma naturaleza, a la generación de los hijos, los que en el ejercicio del mismo lo destituyen adrede de su naturaleza y virtud, obran contra la naturaleza y cometen una acción torpe e intrínsecamente deshonesta”(n. 20)[7]

Por otra parte, la elaboración doctrinal de este documento, se estructura fundamentalmente sobre la doctrina agustiniana de los tres bienes de las nupcias: prole, fidelidad y sacramento. La prole ocupa el primer lugar entre los bienes del matrimonio, aunque se admite que puede haber “una honesta continencia”[7],

Esta misma enseñanza se volvió a recoger sin apenas cambios en el Discurso dirigido al Congreso de Obstétricas Católicas(29/10/1951) por Pío XII [8].

Se advierte, sin embargo, una mayor atención a la explicación sobre cómo puede acudirse a los “períodos agenésicos” cuando existe “la llamada ‘indicación’ médica, eugenésica, económica y social” [8]. También hay una alusión a la posibilidad o imposibilidad de vivir la abstinencia, y, por tanto, sobre la obligatoriedad o no de esta ley[8] en todos los casos. Además es interesante señalar que aunque hay una firme defensa del enfoque del matrimonio, desde un planteamiento de los fines primarios y secundarios de la institución matrimonial, también se reconoce la presencia de “valores personales” en esa unión [8].

Notas

  1. Noonan, J.T. (1965). Contraception : a history of its treatment by the Catholic theologians and canonists. Harvard University Press; Enlarged Edition edition (June 26, 1986). p. 592. ISBN 978-0674168527. 
  2. 2,0 2,1 The Church of England. «Contraception» (en inglés). Consultado el 18 de diciembre de 2012. 
  3. The Lambeth Conference (1908). http://www.lambethconference.org/resolutions/1908/1908-41.cfm. Consultado el 18 de diciembre de 2012.  Falta el |título= (ayuda)
  4. 4,0 4,1 The Lambeth Conference (1930). The Life and Witness of the Christian Community - Marriage and Sex. Consultado el 18 de diciembre de 2012. 
  5. The Lambeth Conference (1958). The Family in Contemporary Society - Marriage. Consultado el 18 de diciembre de 2012. 
  6. The Lambeth Conference (1968). Responsible Parenthood. Consultado el 18 de diciembre de 2012. 
  7. 7,0 7,1 Pío XI (31 de diciembre de 1930). Casti connubii (Sobre el matrimonio cristiano). 
  8. 8,0 8,1 8,2 8,3 Pío XII (29 de octubre de 1951). Discurso dirigido al Congreso de Obstétricas Católicas.