Edición de «Conciencia»

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== Primera aproximación a la noción de conciencia ==
== '''Primera aproximación a la noción de conciencia''' ==
El término conciencia proviene del latín ''con‑scire, con''‑''scientia'' y, como el término griego ''sin‑eidos,'' hace referencia a algo que acompaña al conocimiento y a la ciencia. El campo de aplicación ha sido tradicionalmente la filosofía, sobre todo en la psicología y la teoría ética, para designar aquella capacidad en virtud de la cual el hombre puede reflexionar sobre sus propios actos, tanto los internos, especialmente los cognoscitivos, como sus acciones externas. En virtud de esto se podría llamar conciencia a la '''experiencia''' que el '''sujeto''' '''tiene''' de '''sí''' y de su '''propia''' '''vida''' '''psíquica'''. En sentido estricto, es aquella captación de un objeto en la cual se hacen presentes para el sujeto su acto, su capacidad e incluso el sujeto mismo que lo realiza. Este carácter reflexivo de la conciencia lleva a pensar que en toda su radicalidad es un acto que solo le es posible realizarlo a la inteligencia, y por lo mismo la conciencia es una propiedad exclusiva de la mente humana. Esta afirmación hoy es frecuentemente discutida pues se reconoce con relativa facilidad la existencia de inteligencia en los animales y, si esto fuera así, podrían realizar estos actos de conciencia. Pero hay que distinguir entre: la inteligencia como capacidad subjetiva consciente de la inteligencia objetiva inconsciente, pues todo aquello que se desarrolla como resultado y expresión de una inteligencia no tiene porqué ser inteligente en sentido subjetivo.
El término conciencia proviene del latín ''con‑scire, con''‑''scientia'' y, como el término griego ''sin‑eidos,'' hace referencia a algo que acompaña al conocimiento y a la ciencia. El campo de aplicación ha sido tradicionalmente la filosofía, sobre todo en la psicología y la teoría ética, para designar aquella capacidad en virtud de la cual el hombre puede reflexionar sobre sus propios actos, tanto los internos, especialmente los cognoscitivos, como sus acciones externas. En virtud de esto se podría llamar conciencia a la '''experiencia''' que el '''sujeto''' '''tiene''' de '''sí''' y de su '''propia''' '''vida''' '''psíquica'''. En sentido estricto, es aquella captación de un objeto en la cual se hacen presentes para el sujeto su acto, su capacidad e incluso el sujeto mismo que lo realiza. Este carácter reflexivo de la conciencia lleva a pensar que en toda su radicalidad es un acto que solo le es posible realizarlo a la inteligencia, y por lo mismo la conciencia es una propiedad exclusiva de la mente humana. Esta afirmación hoy es frecuentemente discutida pues se reconoce con relativa facilidad la existencia de inteligencia en los animales y, si esto fuera así, podrían realizar estos actos de conciencia. Pero hay que distinguir entre: la inteligencia como capacidad subjetiva consciente de la inteligencia objetiva inconsciente, pues todo aquello que se desarrolla como resultado y expresión de una inteligencia no tiene porqué ser inteligente en sentido subjetivo.


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A partir de Kant, que distinguía dos formas de la conciencia de sí como “'''la simple representación del yo'''”, la empírica y la trascendental, se ha extendido el carácter inobjetivo y supraempírico del yo “''que no se disuelve en cada realización, sino que subyace siempre a la misma y se realiza en todos los actos particulares como su fundamento inmutable y en esa misma medida se experimenta aunque de una forma asistemática''”<ref>E. Coreth, 1976,  p. 119</ref>. El yo, no está nunca definitivamente dado en la conciencia que de sí tiene como yo empírico, pero toda realización empírica del yo es manifestación y autorrealización del yo personal. Este siempre queda abierto a nuevas realizaciones de sí mismo, por descubrirse en la conciencia trascendental de sí como anterior y posterior a todas sus realizaciones. Este enfoque del yo que identifica la conciencia con cierta libertad irrestricta se acentúa, con matices diversos, en algunas formas del existencialismo, el vitalismo, el historicismo, el espiritualismo y en los planteamientos de la ''New Age''.  
A partir de Kant, que distinguía dos formas de la conciencia de sí como “'''la simple representación del yo'''”, la empírica y la trascendental, se ha extendido el carácter inobjetivo y supraempírico del yo “''que no se disuelve en cada realización, sino que subyace siempre a la misma y se realiza en todos los actos particulares como su fundamento inmutable y en esa misma medida se experimenta aunque de una forma asistemática''”<ref>E. Coreth, 1976,  p. 119</ref>. El yo, no está nunca definitivamente dado en la conciencia que de sí tiene como yo empírico, pero toda realización empírica del yo es manifestación y autorrealización del yo personal. Este siempre queda abierto a nuevas realizaciones de sí mismo, por descubrirse en la conciencia trascendental de sí como anterior y posterior a todas sus realizaciones. Este enfoque del yo que identifica la conciencia con cierta libertad irrestricta se acentúa, con matices diversos, en algunas formas del existencialismo, el vitalismo, el historicismo, el espiritualismo y en los planteamientos de la ''New Age''.  


== Fundamentos de la conciencia moral ==
== '''Fundamentos de la conciencia moral''' ==
Puede definirse como aquella capacidad humana gracias a la cual se podría descubrir un doble saber, acerca de la moralidad del propio yo y de sus acciones, en virtud del cual se levanta como la norma moral más inmediata con la cual guiarse en la propia vida. Históricamente, la conciencia moral hace su primera aparición en la reflexión socrática. Él hablaba de la presencia de una voz interior que le revelaba la existencia de un orden moral trascendente al que el hombre se sentía obligado una vez le era comunicado. De este modo, tanto él como Platón fundamentan el orden moral en el reconocimiento de una racionalidad superior de origen divino. Algo semejante hay en el estoicismo, añadiendo a esa ordenación racional trascendente el carácter inmanente de la razón universal. En el santo Tomás de Aquino la conciencia moral aparece como el acto de juzgar en el que se aplica la ley natural al acto concreto por modo de conclusión. La sindéresis no es una conciencia particular actual sino la inteligencia de los primeros principios de la razón práctica. A partir de Kant la autonomía que se da a la conciencia es tan grande que no hay más imperativo que el suyo, por lo que le parece impensable la posibilidad de  una conciencia errónea. Paradójicamente su formalismo le sitúa muy cerca de las formulaciones del relativismo moral en las que el contenido de la acción no es tan relevante, pues cada uno solo puede dar por moralmente bueno aquello que se lo parece. Nuevamente aparece la conciencia, ahora en su vertiente moral, como una '''realidad''' '''necesitada''' de cierto '''esclarecimiento''' para poder determinar su lugar en los '''planteamientos''' '''bioéticos'''. ¿Qué es lo específico de la conciencia moral? ¿Cuál es su función? ¿Hasta dónde llega su autonomía?  
Puede definirse como aquella capacidad humana gracias a la cual se podría descubrir un doble saber, acerca de la moralidad del propio yo y de sus acciones, en virtud del cual se levanta como la norma moral más inmediata con la cual guiarse en la propia vida. Históricamente, la conciencia moral hace su primera aparición en la reflexión socrática. Él hablaba de la presencia de una voz interior que le revelaba la existencia de un orden moral trascendente al que el hombre se sentía obligado una vez le era comunicado. De este modo, tanto él como Platón fundamentan el orden moral en el reconocimiento de una racionalidad superior de origen divino. Algo semejante hay en el estoicismo, añadiendo a esa ordenación racional trascendente el carácter inmanente de la razón universal. En el santo Tomás de Aquino la conciencia moral aparece como el acto de juzgar en el que se aplica la ley natural al acto concreto por modo de conclusión. La sindéresis no es una conciencia particular actual sino la inteligencia de los primeros principios de la razón práctica. A partir de Kant la autonomía que se da a la conciencia es tan grande que no hay más imperativo que el suyo, por lo que le parece impensable la posibilidad de  una conciencia errónea. Paradójicamente su formalismo le sitúa muy cerca de las formulaciones del relativismo moral en las que el contenido de la acción no es tan relevante, pues cada uno solo puede dar por moralmente bueno aquello que se lo parece. Nuevamente aparece la conciencia, ahora en su vertiente moral, como una '''realidad''' '''necesitada''' de cierto '''esclarecimiento''' para poder determinar su lugar en los '''planteamientos''' '''bioéticos'''. ¿Qué es lo específico de la conciencia moral? ¿Cuál es su función? ¿Hasta dónde llega su autonomía?  


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Como la inteligencia es previa al desarrollo de la conciencia psicológica, también lo es al de la conciencia moral: sin el ejercicio de la inteligencia no aparece la conciencia. La diferencia estriba en que mientras aquella nace de la consideración del ser, esta deriva de la consideración del bien que es el fin de todo acto humano o, lo que es lo mismo, depende de si hablamos del uso teórico o el uso práctico de la razón. Es decir, así como de la ciencia del ser nace la conciencia psicológica, de la ciencia del bien nace la conciencia moral. La conciencia psicológica del propio obrar permite descubrir en él la existencia de una radical y evidente inclinación al bien. La inteligencia lo aprende y formula como el primer principio de la razón práctica: “'''el bien ha de hacerse y el mal ha de evitarse'''”. Es posible suponer que en este principio está el germen de toda la ciencia moral, de la conciencia moral y de todos sus juicios. Así, desde la experiencia práctica, mediante la reflexión consciente, se podría objetivar una serie de juicios prácticos de carácter normativo sobre la naturaleza del bien humano. El hábito cognitivo que se consolida a partir de esta reflexión es el saber moral propio que pretende ser la conciencia reflexiva de la identidad de la propia naturaleza regulada por leyes prácticas.  
Como la inteligencia es previa al desarrollo de la conciencia psicológica, también lo es al de la conciencia moral: sin el ejercicio de la inteligencia no aparece la conciencia. La diferencia estriba en que mientras aquella nace de la consideración del ser, esta deriva de la consideración del bien que es el fin de todo acto humano o, lo que es lo mismo, depende de si hablamos del uso teórico o el uso práctico de la razón. Es decir, así como de la ciencia del ser nace la conciencia psicológica, de la ciencia del bien nace la conciencia moral. La conciencia psicológica del propio obrar permite descubrir en él la existencia de una radical y evidente inclinación al bien. La inteligencia lo aprende y formula como el primer principio de la razón práctica: “'''el bien ha de hacerse y el mal ha de evitarse'''”. Es posible suponer que en este principio está el germen de toda la ciencia moral, de la conciencia moral y de todos sus juicios. Así, desde la experiencia práctica, mediante la reflexión consciente, se podría objetivar una serie de juicios prácticos de carácter normativo sobre la naturaleza del bien humano. El hábito cognitivo que se consolida a partir de esta reflexión es el saber moral propio que pretende ser la conciencia reflexiva de la identidad de la propia naturaleza regulada por leyes prácticas.  


El dato absolutamente radical para la '''experiencia''' de la '''conciencia moral''', es la '''inteligencia''' '''práctica''' del '''bien'''. La conciencia moral ha de ser entendida como el resultado de referir la conciencia psicológica de un acto determinado a la ciencia moral previamente adquirida por el sujeto. En el fondo, “''la conciencia moral es un fenómeno de consciencia y no es otra cosa que el hacerse práctica de esa consciencia, esto es, la aplicación de la consciencia moral o de la ciencia moral a juicios de acción con cretos o acciones ya realizadas''”<ref name=":2">{{Cita libro|apellidos=Rhonheimer|nombre=Martin|enlaceautor=|título=La perspectiva de la moral. Fundamentos de la Ética Filosófica|url=https://revistas.unav.edu/index.php/scripta-theologica/article/view/12969/9222|fechaacceso=23 de abril de 2020|año=2000|editorial=Rialp|isbn=9788432132827|editor=|ubicación=Madrid|página=317|idioma=Castellano|capítulo=}}</ref>. Como en cualquier caso la conciencia moral se desarrolla a partir de la propia experiencia moral, aparecen aquí dos conexiones ineludibles para la realización de cualquier acto de conciencia moral:
El dato absolutamente radical para la '''experiencia''' de la '''conciencia moral''', es la '''inteligencia''' '''práctica''' del '''bien'''. La conciencia moral ha de ser entendida como el resultado de referir la conciencia psicológica de un acto determinado a la ciencia moral previamente adquirida por el sujeto. En el fondo, “''la conciencia moral es un fenómeno de consciencia y no es otra cosa que el hacerse práctica de esa consciencia, esto es, la aplicación de la consciencia moral o de la ciencia moral a juicios de acción con cretos o acciones ya realizadas''”<ref name=":2">{{Cita libro|apellidos=Rhonheimer|nombre=Martin|enlaceautor=|título=La perspectiva de la moral. Fundamentos de la Ética Filosófica|url=https://revistas.unav.edu/index.php/scripta-theologica/article/view/12969/9222|fechaacceso=23/04/2020|año=2000|editorial=Rialp|isbn=9788432132827|editor=|ubicación=Madrid|página=317|idioma=Castellano|capítulo=}}</ref>. Como en cualquier caso la conciencia moral se desarrolla a partir de la propia experiencia moral, aparecen aquí dos conexiones ineludibles para la realización de cualquier acto de conciencia moral:
* '''En primer lugar,''' que la conciencia moral no puede ser rectamente entendida al margen de su necesaria conexión con la norma objetiva de moralidad que la razón práctica descubre en la ley moral natural.
* '''En primer lugar,''' que la conciencia moral no puede ser rectamente entendida al margen de su necesaria conexión con la norma objetiva de moralidad que la razón práctica descubre en la ley moral natural.
* '''En segundo lugar,''' el acto de conciencia moral no puede darse al margen de la propia experiencia moral que se incrementa permanentemente en contacto con las cambiantes circunstancias cotidianas.  
* '''En segundo lugar,''' el acto de conciencia moral no puede darse al margen de la propia experiencia moral que se incrementa permanentemente en contacto con las cambiantes circunstancias cotidianas.  
Así, la conciencia moral aparece como un proceso permanente de emisión de juicios sobre la propia moralidad y la de nuestros actos. “''El juicio de la conciencia moral puede examinar de esta manera un juicio de acción en la reflexión, intervenir sobre él, detener su ejecución o hacer que se reconsidere el asunto a la luz de principios  o reglas de prudencia más altos, o del conocimiento de disposiciones jurídico positivas''”<ref name=":2" />, todo ello con el propósito de adaptar la ciencia moral al caso preciso sobre el que se reflexiona y juzgarlo desde aquella de manera verdaderamente práctica.  
Así, la conciencia moral aparece como un proceso permanente de emisión de juicios sobre la propia moralidad y la de nuestros actos. “''El juicio de la conciencia moral puede examinar de esta manera un juicio de acción en la reflexión, intervenir sobre él, detener su ejecución o hacer que se reconsidere el asunto a la luz de principios  o reglas de prudencia más altos, o del conocimiento de disposiciones jurídico positivas''”<ref name=":2" />, todo ello con el propósito de adaptar la ciencia moral al caso preciso sobre el que se reflexiona y juzgarlo desde aquella de manera verdaderamente práctica.  


No puede dejar de señalarse que la reflexión realizada sobre la acción particular a la luz de la ley natural, para conseguir la rectitud del juicio que la conciencia moral formula, exige valorar adecuadamente la situación tanto como considerar el dictamen de la [[prudencia]] sobre las circunstancias del caso particular del cual se trate. Pero ha de distinguirse la concreción del acto de juzgar de la conciencia y concreción del hábito de la prudencia que se encarga de determinar la medida de la acción. Por eso, “''la conciencia es un fenómeno más amplio que la prudencia (la prudencia, por ejemplo, no se refiere a lo ya hecho, ni a la intención del fin), pero, por lo que se refiere a '''encontrar''' y '''realizar''' la '''elección concreta''', la prudencia desarrolla más funciones que la conciencia: esta última se limita a juzgar la moralidad del proyecto operativo; la prudencia, en cambio, es un hábito que ayuda a deliberar, a juzgar, a elegir y a realizar lo conveniente, teniendo en cuenta también el juicio de la conciencia''”<ref>{{Cita libro|apellidos=Rodríguez Luño|nombre=Ángel|enlaceautor=|título=Ética General|url=https://www.academia.edu/28272934/etica_general|fechaacceso=23 de abril de 2020|año=2001|editorial=EUNSA|isbn=8431311290|editor=|ubicación=|página=279|idioma=|capítulo=}}</ref>.  
No puede dejar de señalarse que la reflexión realizada sobre la acción particular a la luz de la ley natural, para conseguir la rectitud del juicio que la conciencia moral formula, exige valorar adecuadamente la situación tanto como considerar el dictamen de la [[prudencia]] sobre las circunstancias del caso particular del cual se trate. Pero ha de distinguirse la concreción del acto de juzgar de la conciencia y concreción del hábito de la prudencia que se encarga de determinar la medida de la acción. Por eso, “''la conciencia es un fenómeno más amplio que la prudencia (la prudencia, por ejemplo, no se refiere a lo ya hecho, ni a la intención del fin), pero, por lo que se refiere a '''encontrar''' y '''realizar''' la '''elección concreta''', la prudencia desarrolla más funciones que la conciencia: esta última se limita a juzgar la moralidad del proyecto operativo; la prudencia, en cambio, es un hábito que ayuda a deliberar, a juzgar, a elegir y a realizar lo conveniente, teniendo en cuenta también el juicio de la conciencia''”<ref>{{Cita libro|apellidos=Rodríguez Luño|nombre=Ángel|enlaceautor=|título=Ética General|url=https://www.academia.edu/28272934/etica_general|fechaacceso=23/04/2020|año=2001|editorial=EUNSA|isbn=8431311290|editor=|ubicación=|página=279|idioma=|capítulo=}}</ref>.  


== Vida, ciencia y conciencia ==
== '''Vida, ciencia y conciencia''' ==
Cuando se realiza el estudio científico de la conciencia, en general, se hace desde planteamientos reduccionistas y no se ofrece una explicación suficiente de su naturaleza y su funcionamiento. En general, se apuesta por un reduccionismo biológico que justifica la conciencia como resultado de ciertas funciones cerebrales sin haber probado esa conexión causal ni ofrecer razones que la fundamenten. Así lo hace Crick, cuando habla del “correlato neuronal” de la conciencia y sostiene la necesidad de asaltar la “hipótesis revolucionaria” de que todo se reduce a la conducta de las neuronas<ref>Crick, 2003</ref>. Es cierto que la experiencia de la conciencia que aparece en nuestra interioridad está asociada a la actividad que se produce en la unidad del organismo, pero “''la conciencia, ni coincide, ni se controla, ni se limita a ese sustrato biológico que la hace posible. La conciencia en cierto sentido no depende de él. La conciencia que de la conciencia se tiene, es también una actividad consciente, y como tal actividad es transbiológica, está más allá de la simple biología. Y esto es lo que no puede explicarse desde los datos experimentales de los cuales actualmente se disponen''”<ref>Polaino, 1988, p. 88</ref>. Lo que sí se puede es tratar de '''entender''' su lugar en la '''naturaleza''' de los '''seres corpóreos''', en particular en los '''vivientes''' y especialmente en el '''hombre'''.  
Cuando se realiza el estudio científico de la conciencia, en general, se hace desde planteamientos reduccionistas y no se ofrece una explicación suficiente de su naturaleza y su funcionamiento. En general, se apuesta por un reduccionismo biológico que justifica la conciencia como resultado de ciertas funciones cerebrales sin haber probado esa conexión causal ni ofrecer razones que la fundamenten. Así lo hace Crick, cuando habla del “correlato neuronal” de la conciencia y sostiene la necesidad de asaltar la “hipótesis revolucionaria” de que todo se reduce a la conducta de las neuronas<ref>Crick, 2003</ref>. Es cierto que la experiencia de la conciencia que aparece en nuestra interioridad está asociada a la actividad que se produce en la unidad del organismo, pero “''la conciencia, ni coincide, ni se controla, ni se limita a ese sustrato biológico que la hace posible. La conciencia en cierto sentido no depende de él. La conciencia que de la conciencia se tiene, es también una actividad consciente, y como tal actividad es transbiológica, está más allá de la simple biología. Y esto es lo que no puede explicarse desde los datos experimentales de los cuales actualmente se disponen''”<ref>Polaino, 1988, p. 88</ref>. Lo que sí se puede es tratar de '''entender''' su lugar en la '''naturaleza''' de los '''seres corpóreos''', en particular en los '''vivientes''' y especialmente en el '''hombre'''.  
[[Archivo:Conciencia natural.jpg|miniaturadeimagen|Entre los seres vivientes, es posible notar aún una diferencia decisiva en el modo de producir su actividad sobre sí mismos y sobre el medio en que se desarrollan]]
[[Archivo:Conciencia natural.jpg|miniaturadeimagen|Entre los seres vivientes, es posible notar aún una diferencia decisiva en el modo de producir su actividad sobre sí mismos y sobre el medio en que se desarrollan]]
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Aunque en este nivel la conciencia animal capta los objetos y sus propios estados, no se puede pensar que esto permita al animal separarse de sus estados de conciencia. La conciencia animal “''no se aprehende como unificadora en sus funciones, en su dominio sobre lo múltiple. Arrastrada por el influjo de sus estados, no los trasciende en modo alguno. Es incapaz de reflexionar sobre sí, para conocerlos como sus estados. De este modo, el psiquismo animal, y esto es importante, está completamente subordinado a los fines biológicos, que se mantienen, sin embargo, como tales, a un nivel de ser inferior''”<ref>Finance, 1966, p. 35</ref> . Lo decisivo es que en el animal, los fines biológicos se imponen a su actividad cognoscitiva y a su afectividad, por lo cual propiamente no son fines subjetivos sino específicos: en '''él no hay un yo''', una '''verdadera''' '''conciencia''' de '''sí'''; en el desarrollo de su acción y sus procesos de conciencia (o meramente psíquicos) se manifiesta un simple hacer o ser hecho, más que un hacerse a sí mismo consciente.
Aunque en este nivel la conciencia animal capta los objetos y sus propios estados, no se puede pensar que esto permita al animal separarse de sus estados de conciencia. La conciencia animal “''no se aprehende como unificadora en sus funciones, en su dominio sobre lo múltiple. Arrastrada por el influjo de sus estados, no los trasciende en modo alguno. Es incapaz de reflexionar sobre sí, para conocerlos como sus estados. De este modo, el psiquismo animal, y esto es importante, está completamente subordinado a los fines biológicos, que se mantienen, sin embargo, como tales, a un nivel de ser inferior''”<ref>Finance, 1966, p. 35</ref> . Lo decisivo es que en el animal, los fines biológicos se imponen a su actividad cognoscitiva y a su afectividad, por lo cual propiamente no son fines subjetivos sino específicos: en '''él no hay un yo''', una '''verdadera''' '''conciencia''' de '''sí'''; en el desarrollo de su acción y sus procesos de conciencia (o meramente psíquicos) se manifiesta un simple hacer o ser hecho, más que un hacerse a sí mismo consciente.


La plena subjetividad consciente solo aparece en el hombre en cuanto él es capaz de proponerse sus fines superando el determinismo de lo biológico y lo psíquico. La naturaleza y sus fines son para él más algo propuesto que impuesto. El hombre, gracias a la razón, tiene una peculiar relación con el mundo y, sobre todo, consigo mismo. El conocimiento no es para él solo una forma de mediación orgánica, la razón lo convierte en principio de la vida orgánica. Por ella no solo tiene vivencias, sino que todas ellas remiten a la vivencia del propio yo: “''La vivencia, en cuanto vivencia, no tiene en modo alguno constante e inevitablemente, la forma de conciencia o de posesión-de-algo ligada a un yo. Quien sostenga lo contrario generaliza un nivel vivencial de aparición tardía en la vida anímica, que tan solo se encuentra en el hombre adulto, y lo '''convierte''', ni más ni menos, en la '''característica''' '''esencial''' de lo '''anímico'''''”<ref name=":1">{{Cita libro|apellidos=Lersch|nombre=Philipp|enlaceautor=|título=La estructura de la personalidad|url=https://es.scribd.com/doc/245465861/La-estructura-de-la-Personalidad-Lersch|fechaacceso=23 de abril de 2020|año=1971|editorial=Scientia|isbn=|editor=|ubicación=Barcelona - España|página=248-9|idioma=|capítulo=}}</ref>.  
La plena subjetividad consciente solo aparece en el hombre en cuanto él es capaz de proponerse sus fines superando el determinismo de lo biológico y lo psíquico. La naturaleza y sus fines son para él más algo propuesto que impuesto. El hombre, gracias a la razón, tiene una peculiar relación con el mundo y, sobre todo, consigo mismo. El conocimiento no es para él solo una forma de mediación orgánica, la razón lo convierte en principio de la vida orgánica. Por ella no solo tiene vivencias, sino que todas ellas remiten a la vivencia del propio yo: “''La vivencia, en cuanto vivencia, no tiene en modo alguno constante e inevitablemente, la forma de conciencia o de posesión-de-algo ligada a un yo. Quien sostenga lo contrario generaliza un nivel vivencial de aparición tardía en la vida anímica, que tan solo se encuentra en el hombre adulto, y lo '''convierte''', ni más ni menos, en la '''característica''' '''esencial''' de lo '''anímico'''''”<ref name=":1">{{Cita libro|apellidos=Lersch|nombre=Philipp|enlaceautor=|título=La estructura de la personalidad|url=https://es.scribd.com/doc/245465861/La-estructura-de-la-Personalidad-Lersch|fechaacceso=23/04/2020|año=1971|editorial=Scientia|isbn=|editor=|ubicación=Barcelona - España|página=248-9|idioma=|capítulo=}}</ref>.  


El hombre es un animal racional y, por eso, en él, la vivencia del animal está unida y elevada por su conexión con la razón al nivel de conciencia intelectiva. Mientras el animal vive en el mundo de sus vivencias y valora cada cosa respecto de su propio organismo para satisfacer la necesidad vital sentida, el hombre vive en el mundo de los objetos y “''además de valorar con respecto a la propia situación orgánica, lo que algo es para sí, capta el significado de lo real en sí, que ya no está necesariamente referido a una acción o a una necesidad del organismo''”<ref name=":0" />. Hay una línea de pensamiento que niega a la conciencia la posibilidad de captar el sujeto. Para ellos, puesto que la conciencia es conciencia del algo, el sujeto no puede aparecer como tal sin ser reducido a objeto. Así, el sujeto se convierte en la kantiana cosa en sí incognoscible y termina por reducírsele a una simple ficción gramatical. Pero la conciencia de sí consiste precisamente en que el '''sujeto''' y el '''objeto''' es a la vez la '''misma''' '''realidad'''. Gracias a la aparición del yo en el acto de conciencia se asumiría que la objetividad del propio yo humano reside en que es un principio fijo de operaciones libres, o si se quiere un principio objetivo de operaciones subjetivas. Así se captaría al sujeto en cuanto el sujeto es tan inseparable de su objetividad como de su subjetividad. En la conciencia se da la transparencia del sujeto para sí mismo, pero no como el cristal que deja ver sin verse, ni como el cristalino que deja ver sin ser visto, sino una mezcla de cristal y cristalino en una sola realidad que permite ver a la vez que se ve a sí mismo.
El hombre es un animal racional y, por eso, en él, la vivencia del animal está unida y elevada por su conexión con la razón al nivel de conciencia intelectiva. Mientras el animal vive en el mundo de sus vivencias y valora cada cosa respecto de su propio organismo para satisfacer la necesidad vital sentida, el hombre vive en el mundo de los objetos y “''además de valorar con respecto a la propia situación orgánica, lo que algo es para sí, capta el significado de lo real en sí, que ya no está necesariamente referido a una acción o a una necesidad del organismo''”<ref name=":0" />. Hay una línea de pensamiento que niega a la conciencia la posibilidad de captar el sujeto. Para ellos, puesto que la conciencia es conciencia del algo, el sujeto no puede aparecer como tal sin ser reducido a objeto. Así, el sujeto se convierte en la kantiana cosa en sí incognoscible y termina por reducírsele a una simple ficción gramatical. Pero la conciencia de sí consiste precisamente en que el '''sujeto''' y el '''objeto''' es a la vez la '''misma''' '''realidad'''. Gracias a la aparición del yo en el acto de conciencia se asumiría que la objetividad del propio yo humano reside en que es un principio fijo de operaciones libres, o si se quiere un principio objetivo de operaciones subjetivas. Así se captaría al sujeto en cuanto el sujeto es tan inseparable de su objetividad como de su subjetividad. En la conciencia se da la transparencia del sujeto para sí mismo, pero no como el cristal que deja ver sin verse, ni como el cristalino que deja ver sin ser visto, sino una mezcla de cristal y cristalino en una sola realidad que permite ver a la vez que se ve a sí mismo.
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Sería posible apreciar de este modo el contraste entre el juicio de la propia conciencia que tiene pretensión de objetividad y los propios intereses subjetivos con una fuerte carga afectiva. Se puede notar con claridad que el juicio de la conciencia se manifiesta como la verdad de la subjetividad en cuanto guiada por la razón práctica a la realización del bien. Lo que a veces se nota en los conflictos de conciencia es el contraste entre la posibilidad real de una acción beneficiosa y la aplicación adecuada de la ley natural como conjunto de normas objetivas. “Considerar algo ‘objetivamente’ bueno o correcto, a diferencia de la simple opinión ‘subjetiva’, forma parte de la fenomenología del acto de conciencia… La subjetividad del agente, el ‘yo’, pertenece al ‘mundo objetivo’, a la ‘naturaleza’ o al ‘orden del ser’. Es precisamente por obra de la razón en cuanto ''subjetividad mensurante'' del hombre como surge la objetividad de lo normativo. … Por ello sería falaz hablar de la conciencia como ‘norma subjetiva’ en tanto que distinta de una ‘norma objetiva’, porque al proceder así se estaría dejando fuera la pregunta por la verdad: '''la conciencia solo puede ser ‘norma’ en tanto que puede ser ‘verdadera’''', es decir, porque en su subjetividad puede ser ‘objetiva’”<ref name=":2" />.
Sería posible apreciar de este modo el contraste entre el juicio de la propia conciencia que tiene pretensión de objetividad y los propios intereses subjetivos con una fuerte carga afectiva. Se puede notar con claridad que el juicio de la conciencia se manifiesta como la verdad de la subjetividad en cuanto guiada por la razón práctica a la realización del bien. Lo que a veces se nota en los conflictos de conciencia es el contraste entre la posibilidad real de una acción beneficiosa y la aplicación adecuada de la ley natural como conjunto de normas objetivas. “Considerar algo ‘objetivamente’ bueno o correcto, a diferencia de la simple opinión ‘subjetiva’, forma parte de la fenomenología del acto de conciencia… La subjetividad del agente, el ‘yo’, pertenece al ‘mundo objetivo’, a la ‘naturaleza’ o al ‘orden del ser’. Es precisamente por obra de la razón en cuanto ''subjetividad mensurante'' del hombre como surge la objetividad de lo normativo. … Por ello sería falaz hablar de la conciencia como ‘norma subjetiva’ en tanto que distinta de una ‘norma objetiva’, porque al proceder así se estaría dejando fuera la pregunta por la verdad: '''la conciencia solo puede ser ‘norma’ en tanto que puede ser ‘verdadera’''', es decir, porque en su subjetividad puede ser ‘objetiva’”<ref name=":2" />.


Es esta referencia de la razón práctica a la verdad la que funda una autonomía para la conciencia en virtud de la cual ella se convierte en norma próxima de moralidad. La conciencia adquiere su sentido por la presencia en la inteligencia del conocimiento habitual de la ley natural y de la consideración reflexiva de una acción particular. El conjunto de los '''elementos''' '''determinantes''' de su acto permiten hablar de la '''conciencia''' como la '''norma''' inmediata o '''directa''' de la '''moralidad''' de los actos. Es posible notar que esa norma no puede consistir “''en ningún sentimiento (aunque alguno pueda acompañarla), ni en una potencia ni en un hábito, sino en el juicio de la razón práctica que dice lo que hay que hacer (o lo que hay que omitir), en el caso particular del que en cada ocasión se trate, habida cuenta de la ley natural humana''”<ref>{{Cita publicación|url=https://www.academia.edu/1042302/La_conciencia_en_Mill%C3%A1n-Puelles_La_estructura_de_la_subjetividad_|título=La estructura de la subjetividad|apellidos=Millán Puelles|nombre=Antonio|fecha=2002|publicación=Rialp|fechaacceso=23 de abril de 2020|página=392|doi=|pmid=}}</ref>.
Es esta referencia de la razón práctica a la verdad la que funda una autonomía para la conciencia en virtud de la cual ella se convierte en norma próxima de moralidad. La conciencia adquiere su sentido por la presencia en la inteligencia del conocimiento habitual de la ley natural y de la consideración reflexiva de una acción particular. El conjunto de los '''elementos''' '''determinantes''' de su acto permiten hablar de la '''conciencia''' como la '''norma''' inmediata o '''directa''' de la '''moralidad''' de los actos. Es posible notar que esa norma no puede consistir “''en ningún sentimiento (aunque alguno pueda acompañarla), ni en una potencia ni en un hábito, sino en el juicio de la razón práctica que dice lo que hay que hacer (o lo que hay que omitir), en el caso particular del que en cada ocasión se trate, habida cuenta de la ley natural humana''”<ref>{{Cita publicación|url=https://www.academia.edu/1042302/La_conciencia_en_Mill%C3%A1n-Puelles_La_estructura_de_la_subjetividad_|título=La estructura de la subjetividad|apellidos=Millán Puelles|nombre=Antonio|fecha=2002|publicación=Rialp|fechaacceso=23/04/2020|página=392|doi=|pmid=}}</ref>.


Pero, aunque la conciencia se presente como la voz de la verdad práctica de esa subjetividad y aunque la conciencia se base en la ciencia, su juicio no está exento de riesgos, pues dada la limitación humana la posibilidad de error siempre existe. De aquí que la necesidad que la subjetividad experimenta de seguir el juicio que se le presenta como objetivamente bueno pueda llevar a obrar tanto el bien como el mal. No puede ser más paradójica la situación ni mayor la importancia de asumir la necesidad de un proceso permanente de '''formación''' de la propia '''conciencia''', '''preocupándose''' renovadamente en la '''búsqueda''' de la '''verdad''' y del '''bien'''. La rectitud de la conciencia propia y el valor de su juicio no proceden de ella misma sino de la rectitud y objetividad de los actos de nuestra inteligencia y nuestra voluntad.  
Pero, aunque la conciencia se presente como la voz de la verdad práctica de esa subjetividad y aunque la conciencia se base en la ciencia, su juicio no está exento de riesgos, pues dada la limitación humana la posibilidad de error siempre existe. De aquí que la necesidad que la subjetividad experimenta de seguir el juicio que se le presenta como objetivamente bueno pueda llevar a obrar tanto el bien como el mal. No puede ser más paradójica la situación ni mayor la importancia de asumir la necesidad de un proceso permanente de '''formación''' de la propia '''conciencia''', '''preocupándose''' renovadamente en la '''búsqueda''' de la '''verdad''' y del '''bien'''. La rectitud de la conciencia propia y el valor de su juicio no proceden de ella misma sino de la rectitud y objetividad de los actos de nuestra inteligencia y nuestra voluntad.  
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== Luces y sombras sobre la conciencia en la actualidad ==
== Luces y sombras sobre la conciencia en la actualidad ==
[[Archivo:Conciencia1.jpg|miniaturadeimagen|La conciencia hace referencia a la posibilidad de tener un modo personal de entender las cosas, de entenderse a sí mismo y de juzgar de modo autónomo cómo dirigir la propia acción en medio del mundo.]]
[[Archivo:Conciencia1.jpg|miniaturadeimagen|La conciencia hace referencia a la posibilidad de tener un modo personal de entender las cosas, de entenderse a sí mismo y de juzgar de modo autónomo cómo dirigir la propia acción en medio del mundo.]]
En la actualidad el respeto a la propia conciencia se ha convertido en un valor de referencia, hasta el punto de ser añadido entre los derechos fundamentales reconocidos por la Declaración de las Naciones Unidas de 1948: “''toda persona tiene '''derecho''' a la '''libertad''' de '''pensamiento''', de '''conciencia''' y de '''religión'''''”<ref>{{Cita publicación|url=https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/|título=La Declaración Universal de Derechos Humanos|apellidos=|nombre=|fecha=10 de diciembre de 1948|publicación=Naciones Unidas|fechaacceso=23 de abril de 2020|página=Art. 18|doi=|pmid=}}</ref>. Con ello, por lo general, lo que se pretende es realzar el valor de la propia libertad subjetiva y el derecho a dirigir de modo autónomo la propia existencia.
En la actualidad el respeto a la propia conciencia se ha convertido en un valor de referencia, hasta el punto de ser añadido entre los derechos fundamentales reconocidos por la Declaración de las Naciones Unidas de 1948: “''toda persona tiene '''derecho''' a la '''libertad''' de '''pensamiento''', de '''conciencia''' y de '''religión'''''”<ref>{{Cita publicación|url=https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/|título=La Declaración Universal de Derechos Humanos|apellidos=|nombre=|fecha=10 de diciembre de 1948|publicación=Naciones Unidas|fechaacceso=|página=Art. 18|doi=|pmid=}}</ref>. Con ello, por lo general, lo que se pretende es realzar el valor de la propia libertad subjetiva y el derecho a dirigir de modo autónomo la propia existencia.


Sin embargo, en contraste con la afirmación de esa autonomía, no faltan quienes niegan la existencia de la conciencia considerándola como un residuo de antiguas creencias religiosas o de concepciones metafísicas dualistas. Lo que se suele llamar conciencia entonces se reduce a la actividad del cerebro y, su funcionamiento, es un caso especial de las leyes físicas que regulan los procesos  de lo inorgánico<ref>{{Cita libro|apellidos=Dennett|nombre=Daniel|enlaceautor=|título=La Conciencia Explicada: Una Teoría Interdisciplinar|url=https://www.casadellibro.com/libro-la-conciencia-explicada-una-teoria-interdisciplinar/9788449301704/496409|fechaacceso=22 de abril de 2020|año=1995|editorial=PAIDOS IBERICA|isbn=9788449301704|editor=|ubicación=|página=512|idioma=Castellano|capítulo=}}</ref>. Pero resulta difícil negar la experiencia de la propia conciencia y más difícil aún hacer un planteamiento de las cuestiones bioéticas sin que se considere su significado y tampoco el papel que se le debe reservar, así como las implicaciones antropológicas y morales. En todo caso, si “el estudio de la conciencia se desentiende de la persona humana en que ella aparece, no es extraño que se hable de una conciencia que emerge en el vacío, desde la noche de los tiempos”<ref>Polaino, 1988. Página 80</ref> . Al entender la '''conciencia''' como '''fenómeno''' '''no''' específicamente '''humano,''' también aparecen planteamientos de la conciencia los cuales no son fáciles de diferenciar, entre la conciencia animal de la humana. Como, por otro lado, tradicionalmente se ha entendido que la  conciencia es la raíz de la dignidad del hombre, se tiende a atribuir a los animales una dignidad semejante a la humana y a entenderles también como sujetos de derechos<ref>P. Singer</ref>.
Sin embargo, en contraste con la afirmación de esa autonomía, no faltan quienes niegan la existencia de la conciencia considerándola como un residuo de antiguas creencias religiosas o de concepciones metafísicas dualistas. Lo que se suele llamar conciencia entonces se reduce a la actividad del cerebro y, su funcionamiento, es un caso especial de las leyes físicas que regulan los procesos  de lo inorgánico<ref>{{Cita libro|apellidos=Dennett|nombre=Daniel|enlaceautor=|título=La Conciencia Explicada: Una Teoría Interdisciplinar|url=https://www.casadellibro.com/libro-la-conciencia-explicada-una-teoria-interdisciplinar/9788449301704/496409|fechaacceso=22/04/2020|año=1995|editorial=PAIDOS IBERICA|isbn=9788449301704|editor=|ubicación=|página=512|idioma=Castellano|capítulo=}}</ref>. Pero resulta difícil negar la experiencia de la propia conciencia y más difícil aún hacer un planteamiento de las cuestiones bioéticas sin que se considere su significado y tampoco el papel que se le debe reservar, así como las implicaciones antropológicas y morales. En todo caso, si “el estudio de la conciencia se desentiende de la persona humana en que ella aparece, no es extraño que se hable de una conciencia que emerge en el vacío, desde la noche de los tiempos”<ref>Polaino, 1988. Página 80</ref> . Al entender la '''conciencia''' como '''fenómeno''' '''no''' específicamente '''humano,''' también aparecen planteamientos de la conciencia los cuales no son fáciles de diferenciar, entre la conciencia animal de la humana. Como, por otro lado, tradicionalmente se ha entendido que la  conciencia es la raíz de la dignidad del hombre, se tiende a atribuir a los animales una dignidad semejante a la humana y a entenderles también como sujetos de derechos<ref>P. Singer</ref>.


== Texto de referencia ==
== Texto de referencia ==
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* {{cita libro |apellido1= |nombre1= |enlaceautor= |título=ARISTÓTELES: Ética a Nicómaco |url= |fechaacceso= |idioma= |otros= |edición= |año=2002|editor= |editorial=Clásicos de Grecia y Roma Alianza Editorial |ubicación=Madrid |isbn=84-206-3928-1 |capítulo= |páginas=|cita=}}
* {{cita libro |apellido1= |nombre1= |enlaceautor= |título=ARISTÓTELES: Ética a Nicómaco |url= |fechaacceso= |idioma= |otros= |edición= |año=2002|editor= |editorial=Clásicos de Grecia y Roma Alianza Editorial |ubicación=Madrid |isbn=84-206-3928-1 |capítulo= |páginas=|cita=}}


* {{cita publicación |apellidos1=Choza |nombre1=Jacinto |apellidos2=Vicente Arregui |nombre2=Jorge |año=1995 |título=Filosofía del hombre. Una antropología de la intimidad |publicación=Rialp |volumen= |número= |páginas= |ubicación=Madrid |editorial= |issn= |url= |fechaacceso=|apellidos=|fecha=|doi=|pmid=}}
* {{cita publicación |apellidos1=Choza |nombre1=Jacinto |apellidos2=Vicente Arregui |nombre2=Jorge |año=1995 |título=Filosofía del hombre. Una antropología de la intimidad |publicación=Rialp |volumen= |número= |páginas= |ubicación=Madrid |editorial= |issn= |url= |fechaacceso=23/04/2020}}


* {{cita libro |apellido=Artigas Mayayo |nombre=Mariano |enlaceautor= |título=La mente del universo |url= |fechaacceso= |idioma=Castellano |otros= |edición= |año=1999|editor= |editorial=EUNSA |ubicación=Pamplona |isbn=978-84-313-1675-4 |capítulo= |páginas=472|cita=}}
* {{cita libro |apellido=Artigas Mayayo |nombre=Mariano |enlaceautor= |título=La mente del universo |url= |fechaacceso= |idioma=Castellano |otros= |edición= |año=1999|editor= |editorial=EUNSA |ubicación=Pamplona |isbn=978-84-313-1675-4 |capítulo= |páginas=472|cita=}}

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