Medios ordinarios y extraordinarios

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La referencia a medios ordinarios y extraordinarios se encuentra en la valoración de la obligatoriedad de utilizar las medidas terapéuticas para conservar la vida y la salud. Se trata de una herramienta conceptual que vio la luz en el siglo XVI en el ámbito de la teología católica, concretamente entre los autores de la escuela de Salamanca y que se difundió rápidamente llegado hasta nuestros días.

La distinción se apoya en la convicción de que no es moralmente obligatorio todo medio posible para conservar la vida. Se trata de la otra cara del principio que obliga a cuidar de la vida y la salud de modo razonable. En aquella época se comenzaron estudiar teóricamente algunas cuestiones que planteaba la obligación de tomar determinados tipos de comida considerados más saludables, ciertos fármacos, o algunas intervenciones quirúrgicas que en aquel momento se realizaban con muy escasas medidas higiénicas y eran muy dolorosas.

Una sencilla presentación de esta distinción la ofrece Domingo Báñez (+1604) en su comentario a Tomás de Aquino:

aunque el hombre está obligado a conservar la propia vida, no está forzado [a hacerlo] a través de medios extraordinarios, pero sí mediante alimentos y ropas comunes, sustancias medicinales comunes, un dolor por así decir común y ordinarios: no mediante un cierto dolor extraordinario y horrible, ni tampoco mediante gastos que resulten extraordinarios en relación con el estado de ese hombre[1].

Los criterios que utilizaron entonces para distinguir si una cierta intervención era o no obligatoria apoyaban fundamentalmente sobre la dificultad para conseguir esos medios, el precio, o el dolor que producía. Estudiando estos y otros muchos textos, Cronin, ofrece una lista con los elementos que más se mencionan para caracterizar un medio como ordinario, y por tanto, moralmente obligatorio, o extraordinario, en ese caso opcional.

Los medios ordinarios serían aquellos en los que se dan:

  1. esperanza de obtener un beneficio (spe salutis)
  2. medios que se usan habitualmente (media communia)
  3. según el estado de vida de la persona (secundum proportionem status)
  4. medios no difíciles de conseguir (media facilia).

Los medios extraordinarios son aquellos donde hay:

  1. cierta imposibi9lidad (quaedam impossibilitas)
  2. esfuerzo sumo (summum labor)
  3. medios muy duros (nimis dura)
  4. muy dolorosos (quidam cruciatus)
  5. costo extraordinario o demasiado refinados (media pretiosa)
  6. terror ante el medio (vehemens horror)[2].

Medios ordinarios de cuidado de la salud son todos aquellos medios diagnósticos y terapéuticos que, en determinadas circunstancias, un individuo en su actual condiciòn física, moral y espiritual, puede emplear con la esperanza cierta de un beneficio proporcionado a la eventual carga.

Medios extraordinarios de cuidado de la salud son todos aquellos medios diagnósticos y terapèuticos que, en determinadas circunstancias, un individuo en su actual condición física, moral y espiritual, puede no emplear por no darle una esperanza cierta de un beneficio proporcionado a la eventual carga.

Bibliografia

  • Requena Meana, Pablo (2017). ¡Doctor, no haga todo lo posible! De la limitación a la prudencia terapéutica. Comares. ISBN 9788490455739. .

Referencias

  1. Báñez, D. Scholastica comentaria in partem Angelici Doctoris S, Thomae, II-II, q. 65. a. 1. 
  2. Cronin, D. (2011). Ordinary and extraordinary means of conserving life (se trata de una reedición del texto con motivo del 50 aniversario de su edición). The National Catholic Bioethics Center. pp. 120-121.