Edición de «Sedación»

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Los tres componentes que se integran en la decisión de indicar una sedación (pronóstico, sufrimiento y ausencia de alternativas) son criterios clínicos que se asocian a cierta incertidumbre y que tienen siempre un componente de subjetividad, dos compañeros habituales de la gran mayoría de las decisiones clínicas. La práctica de la Medicina sigue siendo el arte de manejar la incertidumbre gracias al uso sensato de la evidencia científica y de la experiencia y a otras alternativas que permiten limitar el impacto del criterio subjetivo. Una es la de individualizar los problemas y las medidas adoptadas para objetivar la situación clínica del paciente (dentro de su gran deterioro) para minimizar las impresiones parciales y el impacto emocional. Otra es tomar decisiones contrastadas con el criterio y la experiencia de otros profesionales, especialmente de quien tenga más experiencia en esa patología y más seguimiento del paciente concreto. De esta manera se '''amplían''' los puntos de '''vista''', se '''minimizan''' los '''vínculos''' y compromisos emotivos con el paciente o su entorno y se gana en '''objetividad'''.  
Los tres componentes que se integran en la decisión de indicar una sedación (pronóstico, sufrimiento y ausencia de alternativas) son criterios clínicos que se asocian a cierta incertidumbre y que tienen siempre un componente de subjetividad, dos compañeros habituales de la gran mayoría de las decisiones clínicas. La práctica de la Medicina sigue siendo el arte de manejar la incertidumbre gracias al uso sensato de la evidencia científica y de la experiencia y a otras alternativas que permiten limitar el impacto del criterio subjetivo. Una es la de individualizar los problemas y las medidas adoptadas para objetivar la situación clínica del paciente (dentro de su gran deterioro) para minimizar las impresiones parciales y el impacto emocional. Otra es tomar decisiones contrastadas con el criterio y la experiencia de otros profesionales, especialmente de quien tenga más experiencia en esa patología y más seguimiento del paciente concreto. De esta manera se '''amplían''' los puntos de '''vista''', se '''minimizan''' los '''vínculos''' y compromisos emotivos con el paciente o su entorno y se gana en '''objetividad'''.  


El objetivo terapéutico inmediato de la sedación es la disminución suficientemente profunda del nivel de conciencia. Lo que formalmente se pretende es “'''dormir para aliviar'''”. De hecho, la primera valoración bioética de la sedación se fundamenta en que se produce una manipulación farmacológica de algo que es muy propio de la [[persona]], su nivel de conciencia y de vigilia, que define tanto su capacidad de razonamiento y de comprensión como su relación consciente y voluntaria con el medio. El componente farmacológico se basa en la administración de fármacos (generalmente benzodiacepinas) en las dosis y combinaciones necesarias hasta lograr el nivel de sedación adecuado. El objetivo terapéutico final es el alivio de un sufrimiento físico y/o psicológico. En la sedación terminal la característica añadida es que el tratamiento de este sufrimiento, severo y refractario, se lleva a cabo en una situación en que la muerte se prevé cercana e irremediable. Así que el propio planteamiento de la sedación hace que se entienda como algo ordinariamente irreversible lo que se traduce en que el paciente fallezca sin tener conexión consciente con el medio.
El objetivo terapéutico inmediato de la sedación es la disminución suficientemente profunda del nivel de conciencia. Lo que formalmente se pretende es “'''dormir para aliviar'''”. De hecho, la primera valoración bioética de la sedación se fundamenta en que se produce una manipulación farmacológica de algo que es muy propio de la [[persona]], su nivel de conciencia y de vigilia, que define tanto su capacidad de razonamiento y de comprensión como su relación consciente y voluntaria con el medio. El componente farmacológico se basa en la administración de fármacos (generalmente benzodiacepinas) en las dosis y combinaciones necesarias hasta lograr el nivel de sedación adecuado. El objetivo terapéutico final es el alivio de un sufrimiento físico y/o psicológico. En la sedación terminal la característica añadida es que el tratamiento de este sufrimiento, severo y refractario, se lleva a cabo en una situación en que la muerte se prevé cercana e irremediable. Así que el propio planteamiento de la sedación hace que se entienda como algo ordinariamente irreversible lo que se traduce en que el '''paciente''' '''fallezca''' '''sin''' tener '''conexión''' consciente con el '''medio'''.


Es obvio que una característica relevante de la sedación en los últimos días es que se asume como irreversible. De hecho, esto es lo que define la sedación terminal (sedación en los últimos días o “sedación en la agonía”) dentro de la sedación paliativa ya que la probabilidad de que pueda darse una indicación de “vuelta atrás” es muy escasa. La proporcionalidad de los actos es específica de esta fase de últimos días. La '''sedación''' que se indica cuando es precisa '''no''' pretende '''modificar''' el '''pronóstico''' y, de hecho, raramente lo altera. Y si es cierto que la propia fragilidad y el pronóstico del paciente hacen que el daño potencial pueda ser importante, no hay que olvidar que el escenario es una situación de sufrimiento severo y muerte cercana en la que los retrasos o las indecisiones pueden traducirse en un padecimiento absurdo (por ser potencialmente evitable) en los últimos momentos.  
Es obvio que una característica relevante de la sedación en los últimos días es que se asume como irreversible. De hecho, esto es lo que define la sedación terminal (sedación en los últimos días o “sedación en la agonía”) dentro de la sedación paliativa ya que la probabilidad de que pueda darse una indicación de “vuelta atrás” es muy escasa. La proporcionalidad de los actos es específica de esta fase de últimos días. La '''sedación''' que se indica cuando es precisa '''no''' pretende '''modificar''' el '''pronóstico''' y, de hecho, raramente lo altera. Y si es cierto que la propia fragilidad y el pronóstico del paciente hacen que el daño potencial pueda ser importante, no hay que olvidar que el escenario es una situación de sufrimiento severo y muerte cercana en la que los retrasos o las indecisiones pueden traducirse en un padecimiento absurdo (por ser potencialmente evitable) en los últimos momentos.  

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