Diferencia entre revisiones de «Sedación paliativa»

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Revisión del 17:54 31 ene 2013

La sedación paliativa es la disminución deliberada de la conciencia del enfermo mediante la administración de los fármacos apropiados con el objetivo de evitar un sufrimiento insostenible causado por uno o más síntomas refractarios.

Cuando el enfermo se encuentra en sus últimos días u horas de vida, hablamos de sedación en la agonía[1].

Este último concepto es similar a la sedación terminal o «administración deliberada para logar el alivio, inalcanzable con otras medidas, de un sufrimiento físico y/o psicológico, mediante la disminución suficientemente profunda y previsiblemente irreversible, de la conciencia, en un paciente cuya muerte se prevé muy próxima, con el consentimiento explícito, implícito o delegado del mismo».

Síntoma refractario. Este término puede aplicarse a un síntoma cuando éste no puede ser adecuadamente controlado a pesar de los intensos esfuerzos para hallar un tratamiento tolerable en un plazo de tiempo razonable sin que comprometa la conciencia del paciente[2].

Síntoma difícil. Este término puede aplicarse a un síntoma que para su adecuado control precisa de una intervención terapéutica intensiva, más allá de los medios habituales, tanto desde el punto de vista farmacológico, instrumental y/o psicológico.

En Cuidados Paliativos la administración de fármacos sedantes, per se, no supone un problema ético cuando se han prescrito bajo las indicaciones correctas y con el consentimiento del paciente.

Sí suelen generar dudas, en cambio, aquellas situaciones en que aparecen síntomas "refractarios" o resistentes a los tratamientos habituales y en los que se ha de contemplar la sedación como única posibilidad terapéutica. El problema consiste esencialmente en la dificultad que algunos autores han manifestado tener para diferenciar sedación de eutanasia[3]

La sedación terminal es una herramienta terapéutica que surge a propuesta del profesional médico cuando el paciente no responde a otros tratamientos y después de haber agotado otras posibilidades terapéuticas. De hecho, se debe distinguir entre:

  • sedaciones no indicadas (cuando la sintomatología del paciente indica que este no requiere sedación),
  • sedaciones contraindicadas (cuando se aplica en una situación clínica que no la requiere y la sedación provoca directamente la muerte del paciente) y
  • sedaciones desproporcionadas (cuando la sedación no se aplica en dosis equilibradas ni con el tiempo de administración correcto). [4].

Aunque algunos pueden confundirlas, sedación paliativa y eutanasia son muy diferentes. La diferencia la explica el Dr. Martínez Sellés al indicar que difieren en los siguientes aspectos [5]:

  1. El objetivo: la eutanasia busca provocar la muerte del paciente mientras la sedación paliativa pretende aliviar el sufrimiento.
  2. La indicación: la eutanasia pretende conseguir la muerte de forma deliberada mientras la sedación paliativa busca controlar síntomas refractarios a otros tratamientos.
  3. El procedimiento: la eutanasia utiliza el fármaco en dosis que se sabe provocarán la muerte mientras la sedación paliativa utiliza la mínima dosis posible.
  4. El parámetro del éxito: para la eutanasia, provocar la muerte; para la sedación paliativa, el alivio del sufrimiento.


Ética de la sedación paliativa

Notas

  1. OMC. Atención médica al final de la vida. Conceptos. p. 8. 
  2. Cherny, NI; Portenoy RK (1994). «Sedation in the management of refractory symptoms: guidelines for evaluation and treatment». J Palliat Care 10 (2): 31-38. 
  3. Billings, a; Block SD (1996). «Slow euthanasia». J Palliat Care 12 (4): 21-30. 
  4. Profesionales por la Ética. ¿Ley de muerte digna o eutanasia encubierta?. pp. 9,10. 
  5. Martínez Sellés, op.cit. p. 52 http://www.profesionalesetica.org/wp-content/uploads/2010/10/MARTINEZ-SALLES-La-muerte-reflexiones-desde-la-Bio%C3%A9tica-oct-2009.pdf.  Falta el |título= (ayuda)